De niña me resultaba especialmente emocionante buscar tesoros; organizar expediciones con mis amigos y encontrar una piedra con forma de corazón, era toda una aventura. Ahora, tiempo después, he descubierto que es mucho más fascinante que los tesoros te encuentren a ti. Maravillas que llevan muchísimos años durmiendo en un rincón, esperándote sin que tú lo sepas, hasta que un día articules accidentalmente el oportuno “Ábrete sésamo”.
Quizás para entender este descubrimiento tendríamos que retroceder en el tiempo, aproximadamente a un punto indeterminado de la década de los 50 del siglo pasado. En aquella época en el barrio pamplonés de la Txantrea se crea el Colegio María Auxiliadora, donde además de dar educación a los niños del barrio, las monjas abrieron un dispensario donde proporcionaban servicios sanitarios a los vecinos. Al más puro estilo Sor Citröen, aquel grupo de monjas realizaron todo tipo de labores sociales en el barrio, hasta que en el año 1998 a falta de alumnos que llenasen las aulas, el colegio cerro sus puertas.
Estas incombustibles mujeres supieron reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos, ofreciendo al barrio su colegio para todo tipo de actividades: residencia para estudiantes, clases de manualidades, costura, pintura, locales para reuniones de vecinos, salas para formación y un aula con ordenadores. Es aproximadamente en el año 2003 cuando me ofrecen un puesto para trabajar como profesora de informática.
Quizás para entender este descubrimiento tendríamos que retroceder en el tiempo, aproximadamente a un punto indeterminado de la década de los 50 del siglo pasado. En aquella época en el barrio pamplonés de la Txantrea se crea el Colegio María Auxiliadora, donde además de dar educación a los niños del barrio, las monjas abrieron un dispensario donde proporcionaban servicios sanitarios a los vecinos. Al más puro estilo Sor Citröen, aquel grupo de monjas realizaron todo tipo de labores sociales en el barrio, hasta que en el año 1998 a falta de alumnos que llenasen las aulas, el colegio cerro sus puertas.
Estas incombustibles mujeres supieron reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos, ofreciendo al barrio su colegio para todo tipo de actividades: residencia para estudiantes, clases de manualidades, costura, pintura, locales para reuniones de vecinos, salas para formación y un aula con ordenadores. Es aproximadamente en el año 2003 cuando me ofrecen un puesto para trabajar como profesora de informática.
A pesar los años transcurridos, es como si el tiempo se hubiese detenido. El colegio, aunque ha sufrido reformas para adaptarse a los nuevos tiempos, sigue teniendo ese aire de la postguerra: techos altos, suelos hidráulicos y armarios austeros de la época. El aula de informática sigue, a pesar de toda la tecnología, prácticamente igual que cuando los niños de jardín de infancia correteaban por allí. Sus grandes ventanales interiores, las vistas al patio del colegio y sus dos pequeños lavabos infantiles, me hacen tener unas sensaciones muy especiales cuando doy clases.
Un día, uno de esos grises en los que parece que todo sale al revés, al ir a hacer fotocopias vi que no quedaba papel. En la estantería donde se dejaban los de recambio, tampoco quedaban folios, y me puse a revolver entre los muchos cajones de los armarios de aquella habitación, donde nunca antes había tocado nada, más allá de lo imprescindible. No había investigado mucho, cuando al abrir un cajón encontré un maravilloso tesoro culinario.
Ante mis ojos tenía la colección casi completa de las Fichas de cocina Waly. Una compilación ilustrada de recetas tradicionales impresas en cartulinas, en las que a modo de fichas, se explicaba paso a paso como realizar platos tales como “Entrecot a la Denia”, “Primores de mazapán”, “Rollo Richelieu”, “Vainas a la Parisién” o “Pastas casi”
Por lo que he podido averiguar, estas fichas se editaron en Donosti (San Sebastian) por la empresa Creaciones Eva, entre mediados de los años 50 y parte de la década de los 60. Se vendían en lotes de 8 fichas por un precio de 23,10 Ptas, su publicación era mensual, e incluían recetas de entrantes, platos principales y postres.
Quién las coleccionó es todo un misterio, ni si quiera las monjas que ahora viven allí, eran conscientes de que esos recetarios estuviesen en el colegio. Fuese quien fuese, se tomo la molestia de organizar las Recetas Waly por temas (arroces, verduras, carnes, pescados, postres…) y de encuadernarlas, creando para cada tomo una portada personalizada. Un día alguien los guardó en un cajón y durante muchísimos años estuvieron esperando a que yo los encontrase.
Ahora parte de la colección está en mi poder en calidad de préstamo, y tengo la pretensión de ir haciendo alguna de estas recetas, con la finalidad de que no se pierdan en el olvido, sobre todo aquellas con nombres tan sugerentes como “Huevos Juanita a la cocotte”.
Para todos los que sintáis curiosidad por las Fichas de cocina Waly, aquí os dejo con otro pequeño tesoro que he encontrado: una colección online de 243 recetas de Creaciones Eva, que Miguel Maza ha tenido la paciencia de escanear y poner a disposición de los aficionados a la gastronomía. Creo que a Manuel Allue le harán especial ilusión estas preciosas joyas.
Desde aquí les mando un beso a todas las entrañables hermanas del Colegio María Auxiliadora.
¡¡Qué pasada!! Han caído en buenísimas manos. Esperamos las recetas ; )
ResponderEliminarGarbancita, gracias por compartir!
ResponderEliminarQué maravilla, me encantan los comics y los libros antiguos y este de recetas es precioso.
ResponderEliminarUn saludo cocinera.
Me encanta...
ResponderEliminarDesde ahora me veo buscando las fichas por todo Donosti... Os cuento si las encuentro
¡Qué interesante! Estaremos atentos... todo un descubrimiento.
ResponderEliminar¡Hola Garbancita!
ResponderEliminar¿Me podrías decir 5 ó 6 restaurantes de cocina Navarra por la provincia? De las de guisandera de toda la vida, de cocina tradicional. Si es posible por menos de 30€ por persona, o aproximado.
Lo único que he probado ha sido:
EL CASINO de Lesaka.
EL BEOLA en Almandoz.
EL TUBAL de Tafalla.
Un saludo y muchas gracias.
Con mucho retraso, muchas gracias. Por supuesto que me hacen ilusión las recetas. Son preciosas, ¡las quiero!.
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada.
Un beso.
Estoy emocionada con la colección de recetas, pero soy algo negada para descargarme libros y en este ocasión me ha empezado a preguntar que Windows tengo, que Adobe quiero elegir,..... en fin que no se como hacerlo, si pudieras echarme una manita.
ResponderEliminarMuchas gracias
Un saludo
Maria Pilar
Hoy, aunque han pasado ya unos años desde que encontraste esas recetas, he visto tu entrada. Te comento que yo tengo en casa algunas de esas fichas, ya que mi madre y mi tía, grandes cocineras ambas, las tenían y yo me he criado con ellas.
ResponderEliminarForman parte de mi infancia y tengo 2 de ellas enmarcadas en mi cocina. Mi hermano, también gran amante de la cocina ha encontrado las que colgó Miguel Maza y como son muchas más de las que nosotros tenemos, nos las hemos descargado para tenerlas. Gracias a todos los amantes de la cocina y de las joyas como estas recetas.