miércoles, septiembre 10, 2008

Restaurante Àpat!


Recuerdo que hace un par de años alguien me preguntó sobre que camino creía que iba a seguir la gastronomía después de toda la revolución creativa de los últimos años. Por aquel entonces, ya se intuía la futura llegada de un periodo de crisis, y mi respuesta fue que, sería precisamente la economía la que impusiese los criterios culinarios de los próximos años, por encima de técnica, innovación y producto.

Parece ser que no me equivoqué mucho. Los restaurantes sin discurso comienzan a caer como moscas, mientras que los que están situados en la élite, ni se inmutan por recesión económica. ¿Pero que pasa con todos los demás? Ha llegado el momento de reinventar la restauración y la bristronomía es una de las mejores formulas para salir victorioso. Ahora que, tampoco basta con decir que un restaurante ejerce una cocina bistronómica para triunfar, hay que saber llevar dignamente el término a la práctica o sino, no dejará de ser otra de esas estafas culinarias, que antes o después, llevará el local a la tumba.

Oriol Vicente, es un digno representante de este “nuevo” concepto gastronómico y lo demuestra a diario desde los fogones del Restaurante Àpat! Por el módico precio de 13,50€ (Iva incluido) pueden degustarse algunas de las especialidades más trabajadas de este chef; pastas y arroces con indiscutible etiqueta italiana, junto con platos ligeramente revisados del recetario clásico catalán.

La oferta diaria de Àpat! consiste en la elección de un entrante, un plato principal y un postre, a escoger entre un abanico moderadamente amplio. El menú incluye agua, refresco, cerveza o copa de vino. El precio no tiene sorpresas, ya que incluye impuestos. El ambiente es de una modernidad sobria, una relajante decoración industrial con toques minimalistas que crea una atmosfera que predispone para una buena comida.

Ahora que me he autoimpuesto cierto grado de moderación y censura a la hora de visitar restaurantes, una de las mejores cribas a hora de “invertir” en gastronomía es que, si me convence su menú del día, es seguro que volveré a comer a la carta. En este caso no tardaré mucho en hacerlo. Paso a contaros los motivos por los que lo haré.

A modo de aperitivo nos sirvieron una degustación de aceite
Hedoné D.O.P. Siurana, con pan y sal maldon. Un aceite tarraconense con intenso aroma a hierba recién cortada, tomatera y almendras verdes, realmente exquisito para ir abriendo boca.

Como entrante escogí un gazpacho de aguacate, acompañado con salmón ligeramente soasado y marinado con soja, y huevas de arenque. Una conjunción de ingredientes realmente agraciada, donde destacaba el salmón, de sabroso sabor, por el toque de
umami que le daba la soja. Hubiese sido de desear que el gazpacho estuviese frío y no del tiempo, pero aun con todo el plato estaba de nota.

Como plato principal un roast-beef jugoso y en su punto, cortado en finísimas lonchas, guarnecido con patatas confitadas con cebolla y salseado con el jugo del propio asado. La carne, aunque hecha, tenía el delicado tono rosado de un lomo de ternera cocinado largo tiempo a baja temperatura. Una ración más que abundante, aunque no lo parezca por la fotografía, que nos dejó a punto de tener que soltarnos un botón del pantalón.

El postre consistió en un refrescante batido de helado de limón con gelatina de gin tonic. Al precio que están los limones, es más que posible que el helado fuese industrial, pero el sabor estaba tan conseguido que me hizo recordar cuando de niña tomaba los granizados de limón natural, que las señoras de Cullera (Valencia) hacían y vendían a la puerta de sus casas. Una refrescante opción para cerrar la comida y salir pitando a la recomendable exposición de
Duchamp, Man Ray y Picabia.

El menú tiene en conjunto un buen equilibrio nutricional, ofreciendo verduras y hortalizas tanto en los entrantes, como en las guarniciones de los platos principales. Mejorable la rapidez del servicio y algún pequeño fallo protocolario del equipo de sala. En definitiva, una buena nota general.

Para ver la carta completa, pinchar sobre las fotos.

Restaurante Àpat
C/ Aribau 137 – Barcelona
93 439 64 14

Otras experiencias en Àpat:
3 o 4 al día

8 comentarios:

Dube dijo...

Muy buena pinta todo, en serio. Me gusta además la gran variedad de la carta, y el precio del menú es una locura (casi me lo cobran por aquí por un menú del día de macarrones y chuleta de cerdo).

Con esta oferta y estos precios, es un clara competencia en la zona, seguro.

Un saludo.

Doña Col dijo...

Yo se de uno que en su próxima visitilla a Barna, hará lo imposible por ir...

Fernando dijo...

Soy lector habitual de tu blog aunque no participante, pero en este caso si voy a pronunciarme.

Tiene muy buena pinta ese menu del dia que propones, y sobre todo por la relacion calidad precio, no obstante estuve cenando hace algun tiempo en una visita que hice a Barcelona, y esos pequeños fallos en la sala aderezados con que fuera del menu no ponian vinos por copas y el precio ya es algo mas alto,dejan un sabor de boca un poco amargo,en un sitio en el que a priori se espera algo mas...

Si estan pensando ir apostaria mas por el menu que por la carta.

Saludetes

garbancita dijo...

En Barcelona cada vez hay más locales con este tipo de oferta. Eso si, te los tienen que recomendar o avalar, porque sino es muy fácil que te den gato por liebre. Espero poder encontrar equivalencias en Pamplona, porque está claro que se puede hacer buena cocina a buen precio (los macarrones con lomo deben de dejar un dineral).

Patri, apuntaros también el Restaurante Embat, para mí, mucho mejor a nivel técnico y con un servicio de sala realmente bueno (con el menú del día cambian los cubiertos entre platos!).

Hola Fernando, gracias por tu consejo. Ya había leido en Verema que mucha gente no estaba muy satisfecha del servicio y comiendo a la carta, es un factor que todavía resulta más grave. Quizás deba dejarlo en cuarentena. Antes quiero volver a Embat a cenar a la carta. Por cierto si no lo conoces, deberías pasarte por allí un mediodía entre semana, sus platos son muy sugerentes y los postres dignos de unos aprendices de Butrón.

Saludos a todos

txetxo dijo...

Efectivamente encontrar equivalencias en pamplona es imposible.

Barcelona no es una ciudad barata precisamente, es paradójico que se produzca esta diferencia...

Tendrá que ver con una menor competitividad??

Tendra que ver con una menor calidad y creatividad de los restauradores en esta city??

c de cocina dijo...

Me apunto el nombre y la dirección, ya que parece que el menú tiene una relación calidad-precio insuperable. A ver si encuentro un hueco un día para ir...
Un saludo

Fernando dijo...

Gracias por el consejo en mi proxima visita a Barcelona sera uno de los elegidos.

Saludos

Anónimo dijo...

Intentaré en mi próxima visita a BCN probar Ápat y más si viene recomendado por ti, pero Embat, me cae un poco lejos de la oficina para ir a pata.

¿Hay que hacer reserva?

Un abrazo