En los últimos tiempos hemos visto muchos nuevos conceptos gastronómicos, pero también hemos ido viendo desaparecer algunos tan clásicos y genuinos como las marisquerías. Un tipo de restaurante que triunfó durante décadas y que representaba una fórmula tan aspiracional, como requería por aquel entonces una hostelería que cada vez era accesible para más público.
Producto a la vista, obscenamente vivo y sin remordimientos. Las marisquerías siempre han presumido de exponer su producto, a la vista de los clientes, en fastuosas vitrinas y acuarios. Un verdadero alarde de producto fresco y cuidadosamente seleccionado.
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Uno de los tres pilares de La escotilla es el vermú. No tanto el vermú como bebida, sino como momento de aperitivo, tapeo o ir de pintxos |
No me voy a recrear en criticar esos abrevaderos de marisco, ubicados en plazas de toros o recintos feriales, que pululan actualmente por el país postulándose como un formato de marisquería popular, pero no será por falta de ganas.
Típico de aquellos tiempos en los que triunfaban las marisquerías, son las chaquetillas coreanas con galones que lucían los camareros de antaño. Profesionales de la barra que, uniformados al estilo de "Vacaciones en el mar", despachaban con garbo y salero raciones de ensaladilla, banderillas y fritura de pescado.
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Barra al estilo clásico; tapas y raciones, servidas por elegantes camareros con chaquetas coreanas con galones |
La barra de antaño y el formato marisquería, son dos de los factores nostálgicos que recrea el
formato gastronómico de La escotilla, al que se le añade el de
arrocería, que por curioso que parezca, no se da mucho en estas latitudes.
Las tres opciones permiten poder escoger entre diferentes propuestas que se ajustan al momento y presupuesto que cada uno escoja: un vermú, un picoteo, una comida rápida o darse el lujo de recrearse en el producto fresco que se exhibe en las vitrinas.
Tengo que felicitar a
Josean Merino y
Esti Perez, ideólogos y gestores de
La escotilla y
Perretxico, por ser un ejemplo de la profesionalidad que requiere el ejercicio de la hostelería. Sus
proyectos son acertados por
reflexivos, están
comprometidos con lo culinario, y buscan ese delicado equilibrio entre ofrecer al cliente lo que busca (el perfil, al igual que en Pamplona, es un tanto clásico), mantener una
identidad gastronómica y ofrecer novedades que incentiven y eduquen al público.
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Un clásico que no puede faltar en ninguna barra de este estilo, la ensaladilla rusa. Cremosa, sabrosa y muy equilibrada, sin esa acidez perniciosa que suele tener la mayonesa industrial |
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Carta de La escotilla. También disponen de un menú del día y de menús para regalar, que se puede consultar en su web |
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Ensalada de tomate, ajoblanco y bonito |
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Talo chip de atún rojo truffé |
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Croquetas de tigre (de mejillón) |
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Croquetas de tigre (de mejillón) |
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Huesitos de rape fritos |
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Galete de atún; asado, deshueseado, enrulado y posteriormente marcado a la plancha |
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Otra de las especialidades de La escotilla, son los arroces. Preparados al momento, por supuesto. Arroz cremoso de rape y gambas |
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Torta de aceite con chocolate y mascarpone |
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Crème brûlée |
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Vermutería, arrocería y marisquería, todo en uno |
San Prudencio 5
Vitoria-Gasteiz
Que exquisito se ve todo. Me encanta, es muy importante la presentación de cada plato. Cada vez que viajo lo que mas me llama la atención de cada destino es la gastronomía. En uno de mis viajes a Japón tuve la oportunidad de ir a un restaurant donde me sirvieron unos mejillones con salsa padang que enhorabuena me han encantado.
ResponderEliminarDefinitivamente que pinta suculento no? me parece una excelente selección de platillos, y para ser sincero... no se ven tan costosos, lo voy a colocar en mi lista de opciones al momento de ofertar las recomendaciones que se encuentran en Vuelos a 1 Euro donde siempre nos preparan a los viajeros las recomendaciones más interesantes en gastronomía y turismo low cost.
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