viernes, enero 25, 2019

Devolver los Cascos 2.0 - Sistema LOOP


Vuelven los envases retornables de la mano de Loop. Un sistema de recipientes reutilizables que, hibridados con un sistema de reparto a domicilio, pretenden acabar de forma definitiva con los envases de plástico y la contaminación que producen.

En los últimos tiempos nos invade, como si fuese una enfermedad viral, un estado de consciencia ecológica en tal grado de plenitud, que parece como si nunca hasta hoy hubiésemos prestado atención a los problemas que nos rodean. De pronto hemos caído en la cuenta de cuál mezquina e irresponsable es nuestra actitud respecto a nuestro entorno.

Como una venda de la que nunca hemos sido conscientes, que se cae de los ojos y nos transforma, o intenta hacerlo a toda costa, a la vez que nos invita a predicar el mensaje de la nueva consciencia, y a tener actitudes beligerantes con aquellos que osen cuestionar algo tan aparentemente sensato, inteligente y empático, como es el hecho de reciclar.
Una actitud moral que sirve de moneda social, ya que el compromiso no sólo requiere activismo sino una cierta dosis de implicación que nos convierta además en profetas que colaboren en implicar a otros en esta filosofía de vida. Un movimiento sumamente burocratizado y mínimamente cuestionado, que no suele dejar margen de acción al consumidor al que prácticamente se criminaliza por el desastre del uso de plásticos, cuando él siempre ha sido colaborador en su actitud y no ha tenido opciones para elegir qué tipo de envases adquirir o rechazar.
Acompañando a esta actitud postmodernista, han aparecido infinidad de proyectos que han intentado poner algo de cordura a un sistema de desechos que nunca ha terminado de ser del todo eficaz. Todos ellos se diferencian por ser modelos contemporáneos y rupturistas con todo aquello del pasado que significa contaminación, actitud irresponsable y la mencionada falta de conciencia respecto al medio ambiente.

Cuando lo moderno significa rechazar todo lo que se venía haciendo hasta ahora, se dejan de lado ideas tan exitosas y eficaces como el antiguo sistema de retorno de cascos (tal y como se le conoce en España). Mientras, en aras de la innovación, se han venido usando nuevas ideas como el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), que en la práctica son unas máquinas que a modo de cajero automático, recoge los envases de plástico y a cambio ofrece un pequeño importe económico que, en muchos casos, se canjea por dinero en efectivo, entradas de cine o productos similares.
En mi localidad, Pamplona, se hizo una experiencia piloto allá por 2012, instalando una de estas máquinas en un punto céntrico de la ciudad. El éxito fue tal que se decidió quitar la máquina. ¿Absurdo? Por supuesto, pero la idea era que se pretendía sensibilizar al consumidor para que tuviese una actitud más sostenible y el objetivo se había conseguido. Lo que no se comenta es lo antiestético que resultan las largas colas de contribuidores ataviados con grandes bolsas de envases plásticos. Una escena un tanto paupérrima que resta elegancia a un acto tan filantrópico y que se suma a cierto descontento del sistema SDDR al que se le acusa de ser un falso retorno del casco y de encarecer la cesta de la compra.

Lo misterioso de todo esto es que se siga insistiendo en nuevos modelos cuando no queda tan lejos, los que andamos por los cuarenta lo hemos vivido en primera persona, se retornaban los cascos (botellas de vidrio) sin la más mínima de las molestias. Para los que no conozcan el sistema, era tan simple como que al precio del producto había que sumarle el precio de la botella, que bien podía pagarse en metálico o bien intercambiarse por otro casco. Esto daba pie a que, con algo de ingenio, siendo crío te sacases unas pelas en fiestas recogiendo botellas en las campas donde se habían hecho calderetes, para llevarlas después a la tienda y cobrarte tu pequeño “sueldo”.
Parece que por fin alguien ha decidido hacer uso de la sensatez y dejarse de ideas peregrinas que funcionan básicamente a base de subvención. Como no, ha tenido que ser la industria la que ha puesto orden y retomado la idea de los envases retornables. El proyecto se llama Loop y propone una idea tan sencilla como repartir ciertos productos de empresas asociadas en envases duraderos, fundamentalmente de metal. Un ejemplo gráfico sería una de las tarrinas de helado de Häagen-Dazs que, en vez de ir en el clásico envase de cartón con tapa de plástico, se entregaría en un envase metálico convenientemente serigrafiado con toda la información del producto. En el vídeo se puede ver el procedimiento completo de compra, junto a otros productos de Loop, que implica obligatoriamente el uso del delivery.
La idea es que poco a poco las empresas se decidan a rediseñar sus productos para que puedan ser reutilizados, generando apenas residuos. Algunos de ellos, han apostado por un diseño caprichoso y mucho más estético de lo que sería la versión tradicional en plástico, como puede verse en las fotos. De momento, serán grandes multinacionales como Procter&Gamble, Unilever, Nestlé, PepsiCo, Danone, Mars Petcare o Mondelēz las que liderarán este proyecto.
Loop, que se ha convertido ya en la resurrección de la imagen del antiguo repartidor de leche estadounidense, estará en marcha a lo largo de la primavera de este año en New York y París, con planes de expandirse a lo largo del año a Londres y Toronto, y a Tokio y San Francisco en 2020.

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