Hace unos días se ponía en contacto conmigo un restaurante gallego para
contarme la idea que tienen prevista poner en marcha para solucionar el grave
problema de gestión que supone adaptar su carta a los caprichos dietéticos de
su público. Su propuesta consiste en cobrar una serie de suplementos, hasta de
10€, por adaptar sus platos a los problemas personales y particulares que
plantee el cliente. No importa cuán legítima le resulte al comensal la exigencia
de que le quiten el ajo de esa salsa que se ha cocinado tres horas antes de
llegar al plato, se ponga como se ponga se cobrará el tener que cocinar esa
elaboración exclusiva para él.
De esta forma, creen que muchas de esas falsas alergias, fobias y
caprichos alimentarios que se trasladan a la cocina en forma de demanda insolente,
desaparecerán al crearse la incomodidad de pagar un suplemento.
Ni que decir tiene que este sistema de cobro de suplemento por
adaptación del plato es totalmente legal y legítimo, ya que ningún cocinero o
restaurante tiene la obligación de servir lo que le exija un cliente. Algo
sencillo de entender si trasladamos el ejemplo a la pretensión de exigir que
nos sirvan carne o pescado en un restaurante vegano. ¿Por qué se entiende que
un restaurante vegano decide qué servir y qué no, y el resto de restaurantes
han de ser completamente sumisos a las imposiciones de posibles clientes?
De hecho, cualquier persona con una enfermedad real y que sea realista
(un enfermo responsable, vamos), sabrá que es muy complicado controlar la
contaminación cruzada y que, ante la posibilidad de enfermar, es mejor no
arriesgarse. Pero para otros la cuestión pasa más por tener razón e imponer
unos supuestos derechos, que realmente velar por su salud.
Como sé que el artículo va a desatar la histeria de un montón de neuróticos,
os voy a dejar dicho aquí que opinión tengo de vosotros y vuestras pedradas,
para que os quede claro y no tenga que repetirlo a todas horas, porque además
de “enfermos” sois muy pesados.
Las patologías que podáis tener, o que os hayáis podido inventar, son
exclusivamente vuestro problema. Repito, vuestra enfermedad real o mental es
única y exclusivamente vuestro problema. Eso de la empatía que os habéis
inventado para exigir de manera impertinente, y supuestamente legítima, vuestras
absurdas reivindicaciones, no es un concepto que se pueda reclamar por ley. El
que quiera trataros con deferencia lo hará porque quiere, lo mismo que el
hostelero que decida que no sois su público.
De hecho, son vuestras enfermedades postmodernas las que han venido
exigiendo un tratamiento que nunca jamás ningún otro enfermo se ha atrevido a
demandar. Ni hemofílicos, ni hipertensos, ni diabéticos, ni nadie jamás hasta
ahora ha obligado y amenazado a un cocinero a que le cocine adaptado a su
patología. Si algo no estaba recomendado comer, no se comía y listo. No se
reclamaba una adaptación (imposible muchas veces) que produjese el mismo placer
pero ningún perjuicio a esa persona enferma.
Asumid de una vez que la responsabilidad de lo que coméis no recae en
los demás. Creced y dejar de comportaros como críos imprudentes y
caprichosos, haceros cargo de vuestros problemas (si es que son reales) y dejad
a los hosteleros que hagan en sus negocios su santa voluntad sin que los chantajeéis,
coaccionéis o amenacéis. No son admisibles argumentos como que “mi mujer ha
tenido tres shocks anafilácticos y sufre muchísimo cuando va a un restaurante,
porque puede morir en cualquier momento”. Pues NO VAYAS, COÑO! Prefieres que
vaya, atosigar al cocinero, hacerle pasar un mal rato en el servicio adaptando
el plato y sufriendo para que la tipa no se le muera en su local, y sobre todo
tener la puta razón si le da una reacción alérgica.
Luego yo soy la mala persona por pensar que estáis encantados con tener
una mujer con alergias mortales para hacerlos los interesantes e ir dando voces
llamando la atención por la vida. De hecho, soy de la opinión de que deberían
invitaros a abandonar cualquier restaurante donde sirvan ese ingrediente que le
provoca una reacción tan virulenta, antes de que provoquéis un homicidio.
Por cierto, la hostería ya ha descubierto que ese chantaje que usáis de
forma reiterada, que consiste en que con que haya un celiacomaniaco en un grupo
de comensales, abandonáis todos el restaurante donde no le adapten la comida, ¡es
mentira! También vuestros amigos normales están hasta la peineta de vosotros y
pasan vergüenza ajena cuando os ponéis intratables e impertinentes en un
restaurante exigiendo respeto por una celiaquía, que desaparece con la torrija
del postre.
Le deseo mucho éxito al restaurante que pondrá en marcha esta
iniciativa y espero que muchos otros establecimientos se animen a poner en
práctica esta idea.
(No os voy a contestar a nada de lo que me digáis por redes, a pesar de
que sé que os coordinaréis para acosarme, insultarme, amenazarme y
escrachearme, porque es así como camináis por la vida… Pero os perdono porque
sé que esas enfermedades, lo mismo que os provocan trastornos físicos, os
vuelven mezquinos, vengativos y malas personas, pero no es culpa vuestra. Vosotros
no lo habéis buscado, pobretes...).
Cristina:
ResponderEliminarMuy bien explicado, ¡ya era hora!
Quizás añadiría los grupos de jubilados en su mayoría,que van con menú, y precio, cerrado y les entra la celiaquía cuando algo no les gusta o no lo hacen como ellas en casa. -verídico-
Un saludo y dale fuego al chaparral ;)
Exquisito....
ResponderEliminarEl problema es cuando vamos a un restaurante en el que VENDEN y ASEGURAN platos sin gluten y ves irregularidades. Si tu estás comprando ternera y te ponen perro, no te quejas, verdad?
ResponderEliminarMe ha encantado tu post. Enhorabuena. No se puede decir de otra manera. Que te importe bien poco lo que digan los demás.
ResponderEliminarYo lo he vivido y es verdad que muchas personas (ojo, no todas!), se han subido al carro de la celiaquía o intolerancia sin nisiquiera haber ido al médico, simplemente algo les sienta mal, van a un restaurante y dicen que tienen una intolerancia. Pero no es cierto ! y montan un pollo de verguenza ajena.
A mi no me gusta la cebolla ni el ajo. Pero entiendo que hay sitios que cocinan con cebolla y ajo (me sienta mal, pero no tengo intolerancia, al menos que yo sepa). Quien en España no cocina con Ajo y cebolla: Tortilla con cebolla. Arroces con cebolla y ajo. Gambas al Ajillo ¡Pues aparto lo que no me guste! ¡o no lo pido!
Hay que usar el sentido común. Y si tienes una alergia considerable a algo ... no vayas a ese sitio, vete a otro que sepas que puedes comer.
Un fuerte abrazo y pa lante
Totalmente de acuerdo
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