Mi amigo Edorta pasó las vacaciones de semana santa haciendo un recorrido por Bulgaria. Un país que le encanto por su identidad y por el carácter amable de sus gentes. De su viaje me trajo un bote de mermelada de rosas y una matrioska, que aunque pueda parecer un souvenir típico de Rusia, también lo es de países ex comunistas como Bulgaria. Lo cierto es que este país del este de Europa tiene una mezcla interesante de culturas. Aunque sea el productor más importante del mundo de esencia de rosas, es del mundo árabe de donde procede la costumbre de utilizarla en gastronomía. El universo culinario de Bulgaria orbita alrededor de sus vecinos turcos, griegos e incluso italianos y húngaros. Destacable la calidad de sus yogures, elaborados con una bacteria llamada Lactobacillus bulgaricus, que forman parte del recetario de ensaladas y salsas búlgaras. También tienen fama reconocida sus embutidos, entre los que destaca la lukanka, que guarda un singular parecido con el termino lukainka, que en euskera significa longaniza.
Todavía no he probado la mermelada, aunque estoy deseando poder disfrutar de un desayuno largo y bien surtido parar poder degustarla. Si os apetece elaborar vuestra propia mermelada de rosas, aquí tenéis una receta. Eso si, las rosas han de tener fragancia, porque si no huelen tampoco tendrán sabor. Además hay que tener cuidado si las compráis en floristerías, porque pueden tener alguna sustancia toxica, añadida con el objetivo de alargar la vida de la flor cortada.
Por cierto gracias a Natalia, una amiga búlgara, por la baklava, ¡estaba exquisita!
A ti Edorta, gracias una vez más por el regalo, nos vemos bajo el agua ;)
1 comentario:
Yo cuando estuve en Bulgaria me dediqué a comer cocodrilo, y otras extravagancias culinarias que tenían en el restaurante del hotel. Por desgracia, no probé mucho los platos típicos locales... aunque sí el vino de la tierra. Y no es nada malo lo que beben por allí...
Publicar un comentario