Aprovechando el puente de diciembre, decidimos hacernos un viaje de cinco días por Nápoles y alrededores. Una zona con un gran atractivo gastronómico, donde se pueden degustar las mejores pizzas de Italia, además de recetas tradicionales de pasta, suculentos postres como la sfogliatella y el recurrente licor limoncello. De todo eso hablaré en otro post, porque ahora me gustaría centrarme en la faceta cultural y en la identidad de las gentes de la Campania.
Dos son los temas de los que más te previenen cuando vas a visitar Nápoles, una es el caótico tráfico de la ciudad y otra es lo peligroso de transitar por ciertas zonas, por el riesgo de robo. Sobre la circulación cualquier cosa que te imagines se queda corta, los coches circulan sin cumplir ningún tipo de norma, se saltan semáforos, conducen en dirección prohibida, crean nuevos carriles a su antojo y sobre todo, pitan incesantemente todo el tiempo y por cualquier motivo. Además las motos, que se cuentan por miles, circulan por la acera a toda velocidad, haciendo que como peatón no te sientas seguro en ninguna parte.
Sobre la delincuencia, mi opinión es que se exagera mucho en cuanto a lo peligrosa que es esta ciudad. No vimos ningún robo, ni nos sentimos amenazados en ningún momento, por supuesto con tanta advertencia previa como nos habían hecho, nuestra actitud era bastante precavida. Si que se ven algunos supuestos “malandrinis”, pero Barcelona, por ejemplo, es una ciudad bastante más peligrosa en cuestión de robo a turistas, así que recomiendo a quien quiera viajar a Nápoles que lo haga sin prejuicios, pero con sentido común.
Un rasgo llamativo de los napolitanos es lo secos que son de carácter, incluso muchas veces llegando a resultar bordes, aunque claro está, siempre te encuentras con alguna persona agradable y amable. El temperamento cambia en ciudades como Sorrento y Capri, donde el turismo les hace ser un poco más simpáticos. Totalmente exagerada, es la forma que tienen que mirar los hombres a las mujeres, llegando a ser “violaciones oculares” en toda regla. Sirva como ejemplo lo que nos pasó en un restaurante mientras el camarero nos tomaba nota; una chica un tanto llamativa volvía de los servicios, cruzando el local y el camarero que nos atendía, se olvidó completamente de nosotros, para caminar detrás de la chica hasta su mesa, mientras los ojos se le salían literalmente de las orbitas.
Sobre la delincuencia, mi opinión es que se exagera mucho en cuanto a lo peligrosa que es esta ciudad. No vimos ningún robo, ni nos sentimos amenazados en ningún momento, por supuesto con tanta advertencia previa como nos habían hecho, nuestra actitud era bastante precavida. Si que se ven algunos supuestos “malandrinis”, pero Barcelona, por ejemplo, es una ciudad bastante más peligrosa en cuestión de robo a turistas, así que recomiendo a quien quiera viajar a Nápoles que lo haga sin prejuicios, pero con sentido común.
Un rasgo llamativo de los napolitanos es lo secos que son de carácter, incluso muchas veces llegando a resultar bordes, aunque claro está, siempre te encuentras con alguna persona agradable y amable. El temperamento cambia en ciudades como Sorrento y Capri, donde el turismo les hace ser un poco más simpáticos. Totalmente exagerada, es la forma que tienen que mirar los hombres a las mujeres, llegando a ser “violaciones oculares” en toda regla. Sirva como ejemplo lo que nos pasó en un restaurante mientras el camarero nos tomaba nota; una chica un tanto llamativa volvía de los servicios, cruzando el local y el camarero que nos atendía, se olvidó completamente de nosotros, para caminar detrás de la chica hasta su mesa, mientras los ojos se le salían literalmente de las orbitas.
Por lo demás la ciudad esplendorosa en tiempos, está bastante dejada y actualmente se podría decir que vive de las rentas de lo que fue en otra época. Imprescindible la visita al Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, donde se exponen todas las obras recuperadas de la ciudad de Pompeya, además de impresionantes muestras artísticas de romanos, griegos y egipcios, y una pequeña muestra de arte contemporáneo. La ciudad esta cuajada de extraordinarias iglesias, que muestran sus imponentes fachadas entre las callejuelas del centro histórico, pero la más majestuosa sin duda es la Catedral de San Genaro, por el que los napolitanos sienten verdadera devoción. En estas fechas prenavideñas, las calles del casco antiguo se abarrotan de puestos con belenes, de figuras con un realismo que provocan perplejidad. Llama mucho a atención la importancia de la gastronomía en estos pesebres, donde se reproducen a la perfección quesos, embutidos, pescados y verduras. Entre Polichinelas y máscaras, hay un souvenir típicamente napolitano, los cornos portafortuna, que con forma de pepperonccinos (pimientos pequeños), simbolizan la vida y previenen de las malas influencias.
La visita a Pompeya es todo un ejercicio práctico de imaginación para reproducir mentalmente lo fastuosa que fue esta ciudad, desaparecida bajo las cenizas del Vesubio. Es recomendable alquilar una audioguía para poder disfrutar en condiciones de las ruinas y entender mejor como funcionaba la ciudad. En una de las zonas mejor conservadas, se puede ver una panadería que mantiene intactos los molinos de grano y el horno donde se preparaban hasta diez tipos diferentes de pan. En el que era el mercado de carne de la ciudad, se pueden ver las momias petrificadas de dos pompeyanos que te hacen tomar contacto con la crueldad que supuso la violenta erupción del Vesubio. Son muy numerosas las tabernas, donde habitualmente comían los habitantes más humildes que no tenían cocinas en sus hogares y que todavía conservan perfectamente las tinajas donde mantenían calientes los alimentos.
Es llamativo como la cultura de la Campania gira en torno a la gastronomía. Al salir de Nápoles hacia la península sorrentina, se pueden ver cientos de miles de naranjos y limoneros que son el fruto con el que se elabora el famoso limoncello, originario de esta zona de Italia. Las calles de Sorrento, solitarias en esta época del año, están llenas de tiendas donde se puede ver insitu la elaboración del licor y degustarlo antes de decidirse a comprar en uno u otro establecimiento. El limón en esta ciudad es un fruto de culto, donde puedes encontrar velas, jabones y caramelos con su forma, sabor y/u olor.
Aunque en esta zona se habla el dialecto napolitano, que dicen guarda similitudes con el español, el acento es menos musical que en otras zonas de Italia, y resulta fácil comunicarse creando tu propia mezcla de italiano y español (como Aznar), para salir del paso.
8 comentarios:
Hola!! soy Maria.. cai por tu blog de casualidad y me tienes enganchadisima!!!!
preciosa tu crónica del viaje a Nápoles.. a pesar de que hablas, quizás, de más aspecto negativos que positivos.. me has metido muchísima envidia y estoy deseando ir!!!
me encantan los consejos y como está narrado.. así que espero que repitas más crónicas.. y más viajes!!!
estoy dispuesta a comerme todas las piezas de los belenes... que bonitas y que apetecibles, en todos los sentidos!!!
por otro lado, gracias también por el concurso Reyes por un día.. si no fuera por tí tampoco me habría enterado...
y que muchos besos.. y que nos sigas deleitando con tu blog!!!
Hola,
Muy interesante esa forma de contar paso a paso el viaje.Estaria bien hacerlo extensible a otras zonas, a Navarra, nuestro "Reyno Gourmet", por ejemplo. Descubrir los paisajes, las gentes, los platos de cada región.Despacio, pasito a pasito, digiriendo un buen asado de cordero mientras lo cuentas...
Leo
Me gustó mucho está crónica de Nápoles; un lugar interesante para nosotros los latinoamericanos.Un abrazo y feliz navidad. H.
Mi hermano ha estado este octubre en Nápoles y coincide plenamente con tus comentarios, este es un viaje que tengo en la columna de cosas pendientes antes de hacerme viejo. Desde la distancia que no el olvido, feliz Navidad y buenas fiestas, de tu gran fan barcelonés.
Felices Fiestas y que el Año nuevo nos traiga un montón de recetas nuevas, creativas y llenas de texturas y sabores exquisitos...
Hola, soy un cordobés que piensa hacer dentro de una semana un viaje de 8 días a Nápoles. Aficionado a la gastronomía también, me gustaría que me recomendases algunos lugares concretos y no sólo donde jalar. Pienso escribir largo tendido sobre lo que encuentre allá como he hecho con otros lugares (China, Marruecos e India), pero me gusta que me recomienden.
Algunos de mis viajes están en esta dirección
http://www.ballofdirt.com/members/62632.html
El resto en mi propio blog.
UN SALUDO
Hola a todos!
En primer lugar diré que mi yerno es Napolitano.
Y que el año pasado fuí a Nápoles con mi hija, ha llevar a mi nieto que los meses de verano los pasa con su otra abuela.
Que coincido plenamente en todo los que dices, lo de la conducción , no te lo pueden contar, hay que verlo, estar en el lugar, sino piensas que te lo cuentan y exageran.
Yo haría mas hincapié que es una ciudad muy,pero que muy sucia. yo estube en verano, y era horrible ver las calles llenas de basura .
Y en cuanto a los robos, no te roban, te timan como mucho.
Fuí con mi hija 2 veces al mercado de la Madalena, ( es una fan de el lugar) es un lugar muy complicado de ir, pero no te roban, te timan en la compra si te ven despistado.
Mi hija que va siempre , nunca le han robado.
Pero si dicen que hay una serie de Islas preciosas, y una de ella es Ischia, tendremos que verla.
Animo a que la gente vaya, y despues comentar si les gustó o no.
Besos
Margot
Me gustaría mucho ir a Napoles y ver todo lo que nos has contado. Mi único viaje a Italia se centró en Roma porque teníamos poco tiempo : (
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