Imaginemos que Cuba no es un país real. Supongamos que esa gran isla de las Antillas, es fruto de la fantasía de un dibujante que ha creado un país disparatado, sorprendente, ingenioso, divertido, entrañable e hilarante. Si a Cuba la hubiesen dibujado, su creador sería Francisco Ibáñez, sus habitantes serían personajes historieta, y su nombre sería Cubania*.
Cuba es un ramillete de características singulares, que la convierten en un lugar único en el mundo. Por un lado su doble moneda, pesos convertibles para los turistas y pesos nacionales para los cubanos, que permite poder exprimir los bolsillos de los visitantes, sin que estos se puedan aprovechar de la brecha que crea la descalabrada economía local. Otra de sus singularidades es la práctica simultánea de dos religiones; la santería y el catolicismo. Dos caras de una misma moneda, que los cubanos viven con una naturalidad que pasma a quien ha sido educado en inflexible sistema cristiano.
Pero sin duda lo que hace de Cuba un lugar insólito, es su régimen político. Lejos de lo que pudiese parecer, los cubanos aprovechan cualquier situación para contar a los forasteros lo dura y frustrante que es la vida en Cuba. Lo hacen desde un profundo sentimiento patriótico, en el que no critican abiertamente a Fidel Castro (por él que hay un acentuado respeto), pero sí que reprochan la falta de sentido común y la corrupción de la gran mayoría de los miembros del Gobierno actual. El comandante se ha convertido en una entelequia (del que no se sabe dónde vive, ni si está vivo o muerto), que está rodeado de un sequito de viejas glorias revolucionarias, que hacen gala constante de no ser hijos de su tiempo.
Teniendo en cuenta la gran cantidad de divisas que entran al país gracias al turismo, resulta incomprensible que Cuba se encuentre, a nivel estructural, en semejantes circunstancias, aun salvando el injusto tema del bloqueo internacional promovido por Estados Unidos. Los productos que se consumen en los hoteles para turistas, son en su gran mayoría importados, en muchos casos desde España, mientras que Cuba podría producir gran cantidad de esos artículos. Para hacernos una idea, sólo el 15% del territorio cubano está destinado al cultivo, en su mayoría para caña de azúcar y tabaco, con pequeñas porciones de frutales y hortalizas. ¿Por qué no producir para abastecer los complejos turísticos, de los que el propio Gobierno Cubano se lleva el 49% de los beneficios? Nadie sabe dar una respuesta a tal falta de coherencia.
Cuba hay que vivirla para poder creérsela, y aun así cuesta verdadero esfuerzo entender ciertas cosas. Cada viajero se lleva una visión diferente del país al que viaja, y Cuba imprime tantas huellas diferentes, como tiros se han disparado para su liberación. La que yo voy a describir en el blog, no es sino la Cuba que yo he perfilado a través de mis experiencias, conversaciones y sensaciones vividas. Aunque ahora desde la distancia, me surge la duda de si Cuba realmente existe…
Nuestro viaje consistió en un paquete vacacional que compramos a última hora, a muy buen precio, pero que tenía el inconveniente de no dejarnos mucho margen de maniobra para hacer cambios fuera de lo estipulado. El plan de viaje consistía en pasar tres noches en Santiago de Cuba, otras tres en las paradisíacas playas de Guardalavaca (provincia de Holguín), y tres más en la fascinante Habana. Aunque lo habitual es dejar la estancia en playa para los últimos días, nuestra ruta establecía ese descanso en mitad del recorrido, algo carente de toda lógica, pero ¿y qué más da ese detalle, en un país donde la cordura, se ha tomado medio siglo sabático?
Lo positivo del trayecto que realizamos, fue comenzar por la antigua ciudad de Santiago de Cuba. Humilde, pero aseada y coqueta, esta localidad no aguanta ni un asalto si compite con La Habana, donde todo es más señorial y magnífico, pero también más canalla y tramposo. Cuna de rebeliones y revoluciones, Santiago nos permitió intimar con la santería y los Orishas. Atendiendo la petición de un familiar, que practica la santería y que, además, se dedica profesionalmente a la danza afro, recorrimos tiendas de música y museos sobre las religiones del Caribe, para comprar todo tipo de material relacionado con el tema.
Cuba es un ramillete de características singulares, que la convierten en un lugar único en el mundo. Por un lado su doble moneda, pesos convertibles para los turistas y pesos nacionales para los cubanos, que permite poder exprimir los bolsillos de los visitantes, sin que estos se puedan aprovechar de la brecha que crea la descalabrada economía local. Otra de sus singularidades es la práctica simultánea de dos religiones; la santería y el catolicismo. Dos caras de una misma moneda, que los cubanos viven con una naturalidad que pasma a quien ha sido educado en inflexible sistema cristiano.
Pero sin duda lo que hace de Cuba un lugar insólito, es su régimen político. Lejos de lo que pudiese parecer, los cubanos aprovechan cualquier situación para contar a los forasteros lo dura y frustrante que es la vida en Cuba. Lo hacen desde un profundo sentimiento patriótico, en el que no critican abiertamente a Fidel Castro (por él que hay un acentuado respeto), pero sí que reprochan la falta de sentido común y la corrupción de la gran mayoría de los miembros del Gobierno actual. El comandante se ha convertido en una entelequia (del que no se sabe dónde vive, ni si está vivo o muerto), que está rodeado de un sequito de viejas glorias revolucionarias, que hacen gala constante de no ser hijos de su tiempo.
Teniendo en cuenta la gran cantidad de divisas que entran al país gracias al turismo, resulta incomprensible que Cuba se encuentre, a nivel estructural, en semejantes circunstancias, aun salvando el injusto tema del bloqueo internacional promovido por Estados Unidos. Los productos que se consumen en los hoteles para turistas, son en su gran mayoría importados, en muchos casos desde España, mientras que Cuba podría producir gran cantidad de esos artículos. Para hacernos una idea, sólo el 15% del territorio cubano está destinado al cultivo, en su mayoría para caña de azúcar y tabaco, con pequeñas porciones de frutales y hortalizas. ¿Por qué no producir para abastecer los complejos turísticos, de los que el propio Gobierno Cubano se lleva el 49% de los beneficios? Nadie sabe dar una respuesta a tal falta de coherencia.
Cuba hay que vivirla para poder creérsela, y aun así cuesta verdadero esfuerzo entender ciertas cosas. Cada viajero se lleva una visión diferente del país al que viaja, y Cuba imprime tantas huellas diferentes, como tiros se han disparado para su liberación. La que yo voy a describir en el blog, no es sino la Cuba que yo he perfilado a través de mis experiencias, conversaciones y sensaciones vividas. Aunque ahora desde la distancia, me surge la duda de si Cuba realmente existe…
Nuestro viaje consistió en un paquete vacacional que compramos a última hora, a muy buen precio, pero que tenía el inconveniente de no dejarnos mucho margen de maniobra para hacer cambios fuera de lo estipulado. El plan de viaje consistía en pasar tres noches en Santiago de Cuba, otras tres en las paradisíacas playas de Guardalavaca (provincia de Holguín), y tres más en la fascinante Habana. Aunque lo habitual es dejar la estancia en playa para los últimos días, nuestra ruta establecía ese descanso en mitad del recorrido, algo carente de toda lógica, pero ¿y qué más da ese detalle, en un país donde la cordura, se ha tomado medio siglo sabático?
Lo positivo del trayecto que realizamos, fue comenzar por la antigua ciudad de Santiago de Cuba. Humilde, pero aseada y coqueta, esta localidad no aguanta ni un asalto si compite con La Habana, donde todo es más señorial y magnífico, pero también más canalla y tramposo. Cuna de rebeliones y revoluciones, Santiago nos permitió intimar con la santería y los Orishas. Atendiendo la petición de un familiar, que practica la santería y que, además, se dedica profesionalmente a la danza afro, recorrimos tiendas de música y museos sobre las religiones del Caribe, para comprar todo tipo de material relacionado con el tema.
Desde nuestra óptica distorsionada por unas cuantas dioptrías de miopía católica, una cuestión religiosa como la santería, puede plantearnos ciertos prejuicios. Pero hay una palabra clave que ayuda a entender esta dualidad religiosa: sincretismo. Este término describe la fusión entre la religión católica, que los colonos españoles impusieron a los esclavos africanos, y la cultura yoruba que estos traían de sus países de origen. La creatividad de la que siempre ha hecho gala el pueblo cubano, hizo que a cada uno de los Orishas (deidades africanas) a los que se adoraba de forma furtiva, se le vinculase con un santo católico. De esta forma se continuaba rindiendo culto a sus dioses ancestrales, sin que sus amos cristianos fuesen conscientes del quebrantamiento de la prohibición de prácticas paganas. A través de la veneración a la Virgen de Regla, se honra a Yemaya, con la Virgen de la Caridad del Cobre, a Ochún, con Santa Barbara, a Changó… y así con todos y cada uno de los Orishas de la santería.
La experiencia más impactante de las que he vivido en Cuba, ha sido asistir a una representación del Ballet folklórico de Oriente en el Gran Teatro Heredia de Santiago de Cuba. Con el motivo de la celebración de su 50 aniversario, el día 11 de junio, se hizo el estreno mundial de la obra “Ochún, Agüé y Ará Ocó”, un espectáculo que mezcla con un impactante resultado la danza afrocubana, los toques de tambores y las penetrantes voces de los santeros. La representación fue de una calidad artística espectacular, destacando la profesionalidad de los bailarines, que ejecutaron la obra con precisión milimétrica. Este tipo de espectáculos no se promueven entre turistas, de hecho éramos apenas cinco extranjeros entre varios cientos de santiagueros, pero si alguien tiene la oportunidad de verlos, no debe dejar pasar la ocasión. Para nuestra sorpresa, el precio de las entradas eran 5 pesos nacionales, con lo que la obra nos costo menos de 20 céntimos de euro.
Santiago fue además un entrenamiento intenso para visitar La Habana con amplia experiencia de cara a enfrentarnos a jineteros (espontáneos cicerones locales que se ofrecen a enseñarte la ciudad a cambio de dinero, favores o comisiones) y otras especies urbanas. Los jineteros de Santiago son los más feroces de toda la isla. El escaso turismo de la zona los hace mucho más incisivos y creativos a la hora de intentar seducirte con su arte verbal. A diferencia de sus colegas habaneros, resultan menos picaros, pero infinitamente más pesados. A pesar de todo, te puedes librar de ellos (tener un antisocial como compañero de viaje siempre ayuda) y recorrer la ciudad a tu aire cómodamente.
Las gentes de Santiago son amables y educadas y, aunque la ciudad no regale muchas bellas estampas, se las ingenian para lucirse frente a los turistas. La basílica de la Virgen del Cobre, patrona de Cuba, y el Castillo del Morro, fortaleza/prisión desde la que se luchaba contra bucaneros, piratas y todo tipo de invasores y rebeldes, son dos de sus tesoros patrimoniales más importantes. Otro de los supuestos atractivos de esta ciudad, es la vinculación de Santiago con las sucesivas rebeliones que se produjeron hasta la victoria de la Revolución. Digo supuesto atractivo, porque la Revolución es un tema tan reiterativo y sobreexplotado en toda Cuba, que acaba por despertar la más somnífera de las desidias. Si me diesen un peso por cada vez que he escuchado el nombre del revolucionario José Martí, el viaje me hubiese salido gratis.
10 comentarios:
Yo pasé en La Habana varios perídos por trabajo, el más largo de dos meses y la sensación que me quedó es precisamente la que comentas: "no hay quien lo entienda". Hay que vivirlo para creerlo pero aún así no se puede entender y no se puede explicar, la idiosincrasia cubana es tan peculiar que daría para escribir auténticos ríos de tinta.
¡Uf! Había olvidado el acoso jineteril... "Hola, miamol, qué bella tu eres, yo siempre habia querido tenel una amiga gallega tan linda como tú". Insistentes donde los haya y no se cortan ni un pelo. Lo mejor: pasar por cubana (en mi caso era fácil) pero aún así, no te libras de los piropos y las miradas. No hay nada mejor para la autestima femenina que un paseo por La Habana, da igual que seas "golda" o flaca, alta o baja. Es otra historia... A pesar del siempre creciente estrés que supone sobrevivir en la isla.
También había olvidado que lo que aquí está ocupado por carteles de publicidad, allá está ocupado por propaganda revolucionaria.
Te seguiré leyendo ansiosamente. Cuántos recuerdos...
Así que trabajaste en La Habana? Ahora entiendo que controles tanto de gastronomía cubana y que hayas podido probar tantas cosas ricas. Para poder comer bien, hay que pasar un tiempo considerable en La Habana, porque los consejos hayan podido darte, es posible que no sirvan de mucho.
Contaré más adelante todo lo relacionado con la gastronomía, pero donde mejor hemos comido ha sido en restaurantes chino-criollos. Y en Santiago comimos particularmente mal.
Suerte poder pasar por cubana, yo con mi pelo blanco fosforescente, era como una diana gigante para cualquier jinetero, a varios kilometros a la redonda. De todos modos, creo que he creado una leyenda urbana, por ser la gallega que más duramente ha negocioado los coco-taxis :D
Lo más fuerte, a la vuelta, una jinetera en el avión, que se enrollo con el tío que iba detrás suya... :S
Besos Morgana ;)
Deseando estaba ver que nos contabas, asi que he disfrutado con el post. Me imagino que vienes con ganas de hacer y contarnos mil cosas que se te habrán que dado en tu mente.
Un beso
Nos ha gustado mucho tu primer entrega sobre "Cubania", ya que en cada palabra nos transmites tus sentimientos, tus sinceras impresiones, tu descontrol por lo vivido, lo imcomprensible y lo comprensible. Pero vemos que te ha gustado, y estamos seguros que nos amenizarás con nuevas entregas y con alguna que otra receta cubana.
Besotes y ¡bienvenida amiga!
Ana y Víctor.
Sabes Garbancita que soy un fiel admirador de tu pluma, y creo que no he conocido a nadie en mi vida que haya contado mejor lo que ha vivido en Cuba como tú.
Y a colación de esto quería decirte (antes de nada) que también, por si no tuvieras suficientes dones, habilidades y facetas de éxito en tu vida, me encanta también como redactas. Supongo que te lo habrán dicho hasta la saciedad, pero bueno, aquí estamos tus compis de blogosfera para recordártelo.
Pues verás, tengo poco más que añadir. Tengo un muy buen amigo casado con una cubana (Santiago), y las cosas que nos cuentan son muy parecidas a las que cuentas tú en pocos párrafos, y que describes a la perfección. Déjame que se lo enseñe.
Yo no conozco Cuba, pero como si lo conociera. Y desde fuera estoy totalmente de acuerdo contigo en todo, no tengo nada que rebatir. Así que estoy ya deseando conocer otras experiencias de vuestro viaje como la de la gastronomía, porque mis amigos precisamente de lo que pasan es de eso.
Un saludo y bienvenida
Me has devuelto Cuba. Gracias. Seguiré tus relatos de cerca, tienes una forma muy acertada de definirla, de devolvernos la atmósfera de ese pueblo maravilloso, a los que fuimos y no podemos -de momento- volver.
Yo sigo viviendo Cuba a través de mis amistades -previas a mi visita a la Isla- y espero volver a visitarlas algún día. Aún así, es un privilegio poder ver la Cuba de Fidel, con o sin él.
Nunca será lo mismo. Nunca se combinarán la inocencia, la picaresca y el descaro en ningún otro lugar del mundo dando origen a una cultura como la cubana.
Cuba... Hace tiempo que quiero ir y despue's de leer tu post ma's!!!
Un abrazo,
Bienvenida de vuelta, Garban.
Me ha encantado este primer capítulo sobre Cubania (me pasa lo mismo que a Carlos Dube: me ha dejado tiesa la redacción, te has lucido) y espero que no sea el último...
(jo, y mira que me acordé la semana pasada de tí, estaba en Pampilona y me pregunté qué tal te iría por Cuba, fíjate, pero ya veo que de fenómena-total, no?)
Su, tengo tantas cosas que contar, que podría montar un blog dedicado íntegramente a Cuba. Lo iré contado poco a poco ;)
Ana y Víctor, mas que amenizaros, o amenazo con nuevas entregas... jeje
Carlos muchas gracias por valorar mi texto, me hace mucha ilusión. Me has hecho recordar una vez que un profesor me felicitó por lo bien que redactaba los examenes de electrónica! Fíjate que me daba un poco de respeto exponer de forma tan directa mis impresiones sobre Cuba. Ahora veo somos muchos los que tenemos la misma impresión. Por cierto, los capítulos gastronómicos se "emitirán" en breve ;)
EnlaLuna, me alegro de haber sido tu agencia de viajes de vuelta a Cuba. Escribir estos artículos me hace tener regresiones constantes y darme cuenta de lo excepcional de un viaje como este.
Gastromaniac, tienes que ir (a ver si consigo llevarme comisión de todos los que convenza xD). Sobre todo hay que visitar la isla antes de que deje de ser ese paraiso de locura, que es hoy.
Natalika polita! Muchas gracias ;)
Por cierto, a ver si una de esas veces que vienes por "Pamplonia", quedamos y nos vemos las jetas mientras comemos unos pitxos.
Besos a todos!
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