Habla Sao Mai en Cocinalia sobre la leche o mejor dicho sobre la no-leche que tomamos diariamente y me he acordado de la leche de pueblo que tomaba de pequeña y de las batallas de mi madre para que la bebiésemos. Mi familia materna desciende de Zurucuáin, un pequeño y entrañable pueblo de Tierra Estella en Navarra, de allí procedía mi abuela Angelita y otras grandes mujeres como la tía Elena o la tía Luisa, que han marcado el carácter matriarcal de esta familia. En casa de mi tía Presen siempre ha habido todo tipo de animales, pero eran y son las vacas la que han permitido el sustento de esta familia. Al pueblo íbamos en muchas ocasiones, pero los recuerdos más cariñosos son los que guardo sobre la matanza del cerdo y las sucesivas visitas a recoger los jamones y embutidos curados. Las nuevas normativas acabaron por hacer desparecer esta antigua costumbre, como hicieron desaparecer otras muchas como la de tomar leche recién ordeñada.
Siempre que íbamos al pueblo, mi tía le daba a mi madre leche de vaca recién ordeñada y a veces, tesoros como el calostro, que es la primera leche que da una vaca que acaba de parir. Mi hermano y yo, como “buenos” hijos de nuestro tiempo, acostumbrados a la leche de bolsa (en aquel tiempo se tomaba la leche “fresca” en ese formato), no nos tomábamos la leche de Zurucuáin por nada del mundo. El sabor nos resultaba tan fuerte, tan a vaca, que la rechazábamos de plano. Mi madre, que siempre ha sido una mujer sumamente ingeniosa, la hervía y la filtraba, para meterla después en una de las bolsas de leche de las que comprábamos habitualmente. Llegaba la hora del desayuno y nos preparaba el colacao en nuestra misma cara, sirviéndonos la leche desde la bolsa… que ilusa! Al momento mi hermano y yo detectábamos el sabor a leche autentica y gritábamos a una: “¡es leche de Zurucuáin!”.
Con tan poca edad y ya estábamos pervertidos por sabores de mentira. Para los niños de ahora el sabor de la fresa, es el sabor de los chicles, el de manzana es olor que tiene el champú y para ellos el sabor autentico de la naranja, es el de los zumos envasados.
La normativa actual prohíbe comprar la leche recién ordeñada y esta ha de recorrer muchos kilómetros antes de que se pueda tomar en el mismo sitio de donde salio. Como siempre, en pro de la salud y para protegernos de enfermedades. Pero de paso, los procesos industriales añaden y quitan lo que proceda, para devolvernos una birria de producto que nada tiene que ver con la leche natural.
Siempre que íbamos al pueblo, mi tía le daba a mi madre leche de vaca recién ordeñada y a veces, tesoros como el calostro, que es la primera leche que da una vaca que acaba de parir. Mi hermano y yo, como “buenos” hijos de nuestro tiempo, acostumbrados a la leche de bolsa (en aquel tiempo se tomaba la leche “fresca” en ese formato), no nos tomábamos la leche de Zurucuáin por nada del mundo. El sabor nos resultaba tan fuerte, tan a vaca, que la rechazábamos de plano. Mi madre, que siempre ha sido una mujer sumamente ingeniosa, la hervía y la filtraba, para meterla después en una de las bolsas de leche de las que comprábamos habitualmente. Llegaba la hora del desayuno y nos preparaba el colacao en nuestra misma cara, sirviéndonos la leche desde la bolsa… que ilusa! Al momento mi hermano y yo detectábamos el sabor a leche autentica y gritábamos a una: “¡es leche de Zurucuáin!”.
Con tan poca edad y ya estábamos pervertidos por sabores de mentira. Para los niños de ahora el sabor de la fresa, es el sabor de los chicles, el de manzana es olor que tiene el champú y para ellos el sabor autentico de la naranja, es el de los zumos envasados.
La normativa actual prohíbe comprar la leche recién ordeñada y esta ha de recorrer muchos kilómetros antes de que se pueda tomar en el mismo sitio de donde salio. Como siempre, en pro de la salud y para protegernos de enfermedades. Pero de paso, los procesos industriales añaden y quitan lo que proceda, para devolvernos una birria de producto que nada tiene que ver con la leche natural.
5 comentarios:
Que gracia, mi madre hacía lo mismo cuando íbamos a la aldea, nos ponía la leche recien ordeñada y hervida en una bolsa de leche y la tragabamos como si fuera la mejor del mundo.
Recuerdo siempre la casa de mi abuela con una potaza de leche siempre al fuego y aquella capa inmensa de nata....
A mi mi madre no me engañaba. Cuando ibamos a la torre, traíamos la leche recien ordeñada, todavía calentita del cuerpo de la vaca y mi madre me hacía participe del proceso de hervido de la leche, vigilando que no se derramase, quitando la nata... Luego había que enfriarla y meterla al frigo para podérmela beber, porque si no echaba las rabas (mi estómago no soporta la leche caliente...). Que recuerdos. Parezco la abuela cebolleta...jejeje
Por cierto. Prueba a dale a un niño un bote de mermelada de fresa casera, ya verás lo que te dice...
Cuando era pequeña, vivíamos en Yurre, un pequeñísimo pueblo de Álava. Nuestros vecinos, Gildos y su mujer tenían vacas y al final de la tarde mi madre me preparaba una cántara de leche roja que teníamos para ir a buscarla.
Mi madre la hervía y esa leche era parte de mi desayuno a la mañana siguiente ; )
Cuando nos marchamos del pueblo y comprábamos la bolsa de tolón en la panadería de Vitoria todo cambió. ¡¡Parecía agua!!
Yo no tengo recuerdos tan preciosos de mi infancia u_u Pero al menos sí que tuve la oportunidad de probar leche recién ordeñada en una pequeña granja en Suiza, el dueño era señor mayor tremendamente simpático encantado en explicarnos todo el proceso :)
Menuda diferencia de sabor.
Esta historia.... se me hace familiar, jejeje. Por cierto, una pregunta al aire... ¿Alguien ha visto un brick de leche en el cual diga expresamente "leche de vaca"?? o simplemente que la mencionen vaya. Salu2 del "guisantito" CoGiM ®
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