Ya son varias las veces que me he declarado una fanática incondicional del ajo en cualquiera de sus versiones; crudo, frito, asado, confitado, escaldado… De hecho puede ser que incluso abuse del ajo, porque muchas veces (sobre todo cuando lo voy a comer frito) pudiendo poner un par de dientes pongo cinco. No penséis que en esta receta he perdido, nuevamente, el sentido de la proporción con el ajo. Al asarlo el ajo pierde parte de su potencia gustativa y aporta una fragancia ahumada muy interesante.
Sobre la guarnición del plato podéis encontraros con ciertas complicaciones que voy a intentar solucionar. El salsifí es una hortaliza de la que se come la raíz y que al pelarla es de color blanco. Exteriormente puede recordar a una zanahoria, pero sus cualidades organolépticas no tienen nada que ver, ya que recuerda ligeramente al espárrago. Los salsifíes (escorzonera) que he utilizado son de lata de la marca Bonduelle, comprados en Francia. Los podéis sustituir por espárragos verdes trigueros cocinados a la placha o por unas zanahorias baby glaseadas como las de la receta.
Otro ingrediente conflictivo de la receta es el caviar de trufa, fundamentalmente por su precio y porque quizás no sea muy fácil de encontrar. Como alternativa podéis comprar una tuber melanosporum (no compréis la trufa de bote de supermercado, porque os va a decepcionar seguro) y rallar un poco de esta sobre el plato o bien podéis haceros con un buen aceite de trufa y mantecar el risotto con una cucharadita de este aceite para conseguir el toque aromático apropiado.
Sobre la guarnición del plato podéis encontraros con ciertas complicaciones que voy a intentar solucionar. El salsifí es una hortaliza de la que se come la raíz y que al pelarla es de color blanco. Exteriormente puede recordar a una zanahoria, pero sus cualidades organolépticas no tienen nada que ver, ya que recuerda ligeramente al espárrago. Los salsifíes (escorzonera) que he utilizado son de lata de la marca Bonduelle, comprados en Francia. Los podéis sustituir por espárragos verdes trigueros cocinados a la placha o por unas zanahorias baby glaseadas como las de la receta.
Otro ingrediente conflictivo de la receta es el caviar de trufa, fundamentalmente por su precio y porque quizás no sea muy fácil de encontrar. Como alternativa podéis comprar una tuber melanosporum (no compréis la trufa de bote de supermercado, porque os va a decepcionar seguro) y rallar un poco de esta sobre el plato o bien podéis haceros con un buen aceite de trufa y mantecar el risotto con una cucharadita de este aceite para conseguir el toque aromático apropiado.
Receta de risotto de ajo asado, salsifíes glaseados al romero y caviar de trufa
Ingredientes
[para cuatro personas]
200 gr. de arroz arborio
2 cabezas de ajo
1 cebolla grande
¾ litro de caldo de carne
1 copa de vino blanco
50 gr. de parmesano rallado
Aceite de oliva virgen extraAceite de trufa blanca de Alba
Caviar de trufa
1 lata de salsifíes en conserva de Bonduelle
1 cucharada de demiglace de carne (15 ml.)
1 nuez de mantequilla
5 o 6 ramas de romero y sus flores
Agua
Sal
Elaboración
Para el glaseado del los salsifíes ponemos en una sartén la mantequilla y la fundimos a fuego suave. Incorporamos los salsifíes y salteamos durante 5 minutos con la llama un poco más fuerte. Añadimos ½ vaso de agua, la demiglace de carne, una pizca de sal y el romero, al que previamente habremos quitado las flores y reservado. Dejamos que reduzca suavemente hasta que el caldo se haya evaporado y los salsifíes hayan quedado glaseados con la reducción de los jugos.
Para el ajo asado necesitamos cortar por la base, no más de un centímetro, y ponerle unas gotitas de aceite de oliva para que no se resequen en el horno. Para que las cabezas de ajo no se volteen, se pueden usar los recipientes para huevos pasados por agua. Asamos en el horno a una temperatura de 150ºC, observando cuando los ajos tienen el color dorado apropiado, aproximadamente en 30-40 min. Para que no se quemen muy rápido, podemos tapar los ajos con la base que les hemos cortado.
[para cuatro personas]
200 gr. de arroz arborio
2 cabezas de ajo
1 cebolla grande
¾ litro de caldo de carne
1 copa de vino blanco
50 gr. de parmesano rallado
Aceite de oliva virgen extraAceite de trufa blanca de Alba
Caviar de trufa
1 lata de salsifíes en conserva de Bonduelle
1 cucharada de demiglace de carne (15 ml.)
1 nuez de mantequilla
5 o 6 ramas de romero y sus flores
Agua
Sal
Elaboración
Para el glaseado del los salsifíes ponemos en una sartén la mantequilla y la fundimos a fuego suave. Incorporamos los salsifíes y salteamos durante 5 minutos con la llama un poco más fuerte. Añadimos ½ vaso de agua, la demiglace de carne, una pizca de sal y el romero, al que previamente habremos quitado las flores y reservado. Dejamos que reduzca suavemente hasta que el caldo se haya evaporado y los salsifíes hayan quedado glaseados con la reducción de los jugos.
Para el ajo asado necesitamos cortar por la base, no más de un centímetro, y ponerle unas gotitas de aceite de oliva para que no se resequen en el horno. Para que las cabezas de ajo no se volteen, se pueden usar los recipientes para huevos pasados por agua. Asamos en el horno a una temperatura de 150ºC, observando cuando los ajos tienen el color dorado apropiado, aproximadamente en 30-40 min. Para que no se quemen muy rápido, podemos tapar los ajos con la base que les hemos cortado.
Una vez fuera del horno y cuando estén un poco tibios, presionaremos la cabeza de ajos, de la que iran saliendo los dientes suavemente. Con ayuda de un tenedor los vamos machacando hasta que se forme una crema. Si queremos hacer pate de ajos, iremos añadiendo un chorrito de aceite de oliva virgen extra mientras mezclamos, de forma que el puré de ajos se ira engordando y quedando todavía más cremoso. Para conservar este pate de ajo en la nevera, cubrimos con una fina capa de aceite para que no se oxide ni se reserque.
Mientras vamos preparando el risotto, para lo que iremos pochando lentamente en una cazuela ancha y baja, la cebolla picada muy fina en aceite de oliva virgen, con una pizca de sal. Cuando esté transparente, blanda y sin que haya llegado a dorarse, añadimos el ajo asado y cocinamos 5 minutos antes de incorporar el arroz. Cuando los granos estén ligeramente traslucidos incorporamos la copa de vino blanco y dejamos evaporar. A partir de aquí iremos añadiendo cazos de caldo de carne (que previamente habremos calentado) uno a uno, mientras removemos constantemente, añadiendo más conforme se vaya evaporando.
Cuando el arroz esté casi en su punto, unos 17 minutos después de haberlo añadido a la cazuela, agregaremos el parmesano rallado y el aceite de trufa, removeremos bien, añadiendo un poco más de caldo si es necesario, retiraremos del fuego y dejaremos reposar 5 minutos más.
Servimos el arroz con un poco de caviar de trufa, o un poco de tuber melanosporum rallada, guarnecido con los salsifíes a los que pondremos las flores de la planta de romero.
Cuando el arroz esté casi en su punto, unos 17 minutos después de haberlo añadido a la cazuela, agregaremos el parmesano rallado y el aceite de trufa, removeremos bien, añadiendo un poco más de caldo si es necesario, retiraremos del fuego y dejaremos reposar 5 minutos más.
Servimos el arroz con un poco de caviar de trufa, o un poco de tuber melanosporum rallada, guarnecido con los salsifíes a los que pondremos las flores de la planta de romero.
9 comentarios:
Pues yo me declaro otra incondicional del ajo, así que si nos juntamos matamos a Drácula sin el menor esfuerzo.
Este risottos tiene que estar bueno, bueno.
Lo de los salsifíes lo desconocía por completo. Gracias por la información.
Muchos besos sin gluten y Feliz Año!
Pues entre las dos podríamos promocionar el ajo estatal, a ver si conseguimos desbancar al dichoso ajo chino.
Feliz año para ti también, guapísima ;)
mi niña! esto es un verdadero pecao... en serio... yo lo de los salsifies no me le mido pero al risotto sisisi. El 10 me invitaron a la presentacion del caviar de trufa en Barcelona pero yo estaba coordinando una presentacion nuestra y NO PUEDE ir!!! todavía estoy lamentándolo... cuando comemos?
que platazo, me lo quedo, me encantan los risotos y este tiene una pinta fenomenal
Muy buena idea la del ajo asado en el risotto, me ha gustado mucho. Los salsifies... ¡NO LOS HABIA VISTO EN LA VIDA!. Tengo curiosidad. Una maravilla de risotto garbancita. Un saludo.
A nosotros también nos gustan los ajos y los utilizamos muy a menudo, pero por supuesto ajos de nuestra tierra.
Nos ha gustado mucho esta receta y algún día la adaptaremos a nuestra dieta sin gluten.
Aprovechamos, ya que hoy termina el año, para desearte que el 2010 venga repleto de Salud, Felicidad, Amor, Amistad y muchas propuesta grastronómicas.
Besotes,
Ana y Víctor.
Yo también soy fan del ajo en general y del paté de ajo en particular, que por cierto hace mucho que no hago. Igual antes de empezar con el régimen sorprendo a mi Maxi con este plato para Reyes (a ver si encuentro los salsifies, si no, los espárragos verdes están a mi alcance con facilidad) pero en cuanto al tema de los ajos, últimamente los que compro en mercados y bodegas son de lo peor. Tienen un sabor como a humedad y en vez de aportar su carácter al plato lo que hace es estropearlo. No te ha pasado? Sabes si a que es debido? Si compro el ajo en bolsitas siempre miro que por lo menos sea español. Si puede ser de las Pedroñeras mejor, es una garantía, pero claro, cuando lo compro a granel, no hay pistas...Es porque es chino o que?
Gracias Ángeles ;)
Carlos los salsifíes hasta la fechas sólo los había visto en restaurantes de gama alta, aunque en ciertas zonas es bastante habitual encontrarlos en los mercados. También te digo una cosa, no es un producto como para volverse loco buscándolo por su sabor o textura.
Ana, Victor... que le falla a esta receta para ser apta para celíacos? Lo pregunto desde la más profunda de las ignoracias.
Lurka que alegria recuperarte!!! Creo que lo que dices sobre los ajos que huelen a humedad es porque son ajos viejos. ¿No te ha pasado que se nazcan los dientes y salgan brotes? Supongo que la travesía desde China los envejece y hace que los comamos rancios.
Hace poco me decía un agricultor que vende directamente sin intermediarios, que de las pocas cosas que tenía que disponer y que no era de su cultivo, es el ajo. La gente se ha acosumbrado al chino, porqué es grande y resulta más apetecible. El ajo nacional está bajando posiciones y es dramático, con lo mucho que nos representa.
Besos a todos!
Garbancita, los ajos que te digo aparentemente están bien. Eso es lo malo, que a simple vista no tienen brotes y se ven prietos...En fin, es un rollo porque la última vez que me pasó tiré un montón de cabezas de ajo y tenía que ir oliendo una a una para ver si notaba ese "peculiar aroma”.
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