Debe de ser por la desesperación que provoca un invierno tan duro, porque los días comienzan a alargarse prodigiosamente, o quizás porque he visto los primeros brotes en los árboles, pero el cuerpo empieza a pedirme platos más frescos y ligeros, más primaverales. Aunque el invierno comienza a morir lentamente, el buen tiempo todavía no es más que una ilusión óptica y al salir a la calle notas la realidad helándote la cara.
El sol radiante que nos ha regalado el fin de semana, me ha hecho sentir el antojo de una crema fría a base de tomate; un salmorejo o un gazpacho tal vez. Capricho poco viable teniendo en cuenta la poca calidad de los tomates de esta época, y una temeridad culinaria cuando en la calle apenas pasamos de los 5ºC. Así que se me ha ocurrido darle la vuelta al concepto y transformar una la clásica ensalada caprese a base de tomate, mozzarella y albahaca, en una crema invernal con la que comenzar la transición estacional.
Encontrar albahaca fresca, cuando ya he consumido todas las reservas que me dio la generosa planta que habitó mi balcón este verano, ha sido un inconveniente que he solucionado con bastante dignidad. Hace unas semanas adquirí en un supermercado francés unas pastillas a base de albahaca y aceite de oliva de sabor muy resultón. “Nueces de sabor” que tienen un corazón fundente de hierbas, que se derrite rápidamente al entrar en contacto con los alimentos calientes. Un producto práctico que tiene el gran inconveniente de tener aceite de palma hidrogenado entre sus ingredientes.
El resultado es una sopa cremosa de sabor intenso, que se prepara en un periquete y que recuerda a las sabrosas sopas frías andaluzas. Es recomendable usar un buen tomate triturado en conserva y si es posible, que la mozzarela sea de leche de búfala, aunque si es de vaca tampoco queda mal. Sé que es complicado encontrar las pastillas fundentes de albahaca, pero se puede usar albahaca seca, o si tenéis suerte y la encontráis, un buen manojo de albahaca fresca. En mi caso, unos brotes de rábano negro de Koppert Cress, que me han servido para darle un toque de frescura al plato.
Ingredientes
[para 2 o 3 personas]
El sol radiante que nos ha regalado el fin de semana, me ha hecho sentir el antojo de una crema fría a base de tomate; un salmorejo o un gazpacho tal vez. Capricho poco viable teniendo en cuenta la poca calidad de los tomates de esta época, y una temeridad culinaria cuando en la calle apenas pasamos de los 5ºC. Así que se me ha ocurrido darle la vuelta al concepto y transformar una la clásica ensalada caprese a base de tomate, mozzarella y albahaca, en una crema invernal con la que comenzar la transición estacional.
Encontrar albahaca fresca, cuando ya he consumido todas las reservas que me dio la generosa planta que habitó mi balcón este verano, ha sido un inconveniente que he solucionado con bastante dignidad. Hace unas semanas adquirí en un supermercado francés unas pastillas a base de albahaca y aceite de oliva de sabor muy resultón. “Nueces de sabor” que tienen un corazón fundente de hierbas, que se derrite rápidamente al entrar en contacto con los alimentos calientes. Un producto práctico que tiene el gran inconveniente de tener aceite de palma hidrogenado entre sus ingredientes.
El resultado es una sopa cremosa de sabor intenso, que se prepara en un periquete y que recuerda a las sabrosas sopas frías andaluzas. Es recomendable usar un buen tomate triturado en conserva y si es posible, que la mozzarela sea de leche de búfala, aunque si es de vaca tampoco queda mal. Sé que es complicado encontrar las pastillas fundentes de albahaca, pero se puede usar albahaca seca, o si tenéis suerte y la encontráis, un buen manojo de albahaca fresca. En mi caso, unos brotes de rábano negro de Koppert Cress, que me han servido para darle un toque de frescura al plato.
Ingredientes
[para 2 o 3 personas]
400 ml de tomate triturado
1 bola de queso mozzarella
AlbahacaMicrovegetales
½ cebolla
2 dientes de ajo
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Elaboración
En una olla grande calentar 8 o 10 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, en que sofreiremos lentamente los dos ajos picados finos. Antes de que el ajo comience a tomar color, añadiremos la media cebolla cortada muy fina, incorporando una pizca generosa de sal para ayudar al sudado del agua de vegetación. Pochar a fuego lento y cuando la cebolla esté transparente y blanda, incorporar la albahaca y deja infusionar el conjunto unos minutos para que el aceite se aromatice.
Agregar el tomate triturado, remover y deja cocer a fuego medio durante 10 minutos. Añadir la mitad del queso mozzarella previamente rallado y dejar que funda. Una vez se haya derretido el queso, trituramos la sopa con la batidora, hasta conseguir una crema fina y sin grumos.
Presentar la sopa acompañada del resto del queso mozzarela rallado y unos brotes de rábano negro o de albahaca fresca. Servir caliente.
1 bola de queso mozzarella
AlbahacaMicrovegetales
½ cebolla
2 dientes de ajo
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Elaboración
En una olla grande calentar 8 o 10 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, en que sofreiremos lentamente los dos ajos picados finos. Antes de que el ajo comience a tomar color, añadiremos la media cebolla cortada muy fina, incorporando una pizca generosa de sal para ayudar al sudado del agua de vegetación. Pochar a fuego lento y cuando la cebolla esté transparente y blanda, incorporar la albahaca y deja infusionar el conjunto unos minutos para que el aceite se aromatice.
Agregar el tomate triturado, remover y deja cocer a fuego medio durante 10 minutos. Añadir la mitad del queso mozzarella previamente rallado y dejar que funda. Una vez se haya derretido el queso, trituramos la sopa con la batidora, hasta conseguir una crema fina y sin grumos.
Presentar la sopa acompañada del resto del queso mozzarela rallado y unos brotes de rábano negro o de albahaca fresca. Servir caliente.
4 comentarios:
¡Qué rico! Con la ola de frío que está cayendo, sí que apetece.
que hambre¡¡¡¡¡
sabes, me hace gracia...
tanto organizar eventos gastronomicos y no te veo con el delantal...¿nos das tu algun taller??
jejejeej
* D
cuando no hay albahaca fresca, a mi me da muy buen resultado la albahaca congelada en cubos de COngelados la Sirena. Tengo siempre en el congelador para perfumar muchos platos.
maurici
Eso iba a recomendarte hasta que lei el anterior comentario, es perfecta, pero creo que no hay supermercados de esos en toda españa
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