Hace unos días surgía la polémica por el término que da título a esta columna, cuando el consejero de Agricultura catalán animaba a consumir productos catalanes. Para ser más precisa voy a reproducir sus palabras exactas: "Se ha de ser consciente de que aquí hay mucha gente que produce, en el mundo agroalimentario hacen un gran esfuerzo, hemos de ser capaces de que el catalán, los catalanes, consumamos productos de aquí".
No voy a ser yo la defienda al señor conseller, ya que creo que sus palabras, expresadas en un encuentro con empresarios, estaban pensadas para bailar el agua a estos últimos. Sobre todo si tenemos en cuenta otra de sus frases: "Si entramos en un restaurante y consumimos vino de La Rioja no estamos ayudando al empresariado catalán". Habría que saber si el dueño de la bodega riojana en cuestión es catalán, añado yo.
Después del revuelo creado por sus declaraciones, Josep María Pelegrí ha pedido disculpas, alegando que no estaba promoviendo ningún tipo de boicot. Pero, ¿es legítimo reivindicar el patriotismo alimentario, una vez pulidos supuestos matices nacionalistas? Estoy totalmente convencida de ello y es una lástima que, por maniobras políticas, hayan intoxicado una idea que todos deberíamos plantearnos.
Estas son algunas razones para poner en práctica esta filosofía: consumir producto local supone rebajar el impacto medioambiental del transporte y refrigeración, y por tanto su huella ecológica. Los productos son más frescos. Se estima que un euro gastado en productos cercanos, general el doble para el economía local. Podemos conocer de dónde vienen los alimentos y quiénes los producen. Se apoya el desarrollo de los entornos rurales y de sus tierras, y se impide la manipulación por parte de monopolios alimentarios.
Soy consciente de que la economía y las preferencias personales son un primer filtro, pero es una buena idea plantearnos practicar el patriotismo alimentario cuando tengamos oportunidad, ¿no creéis?
Artículo publicado en Diario de Noticias
No voy a ser yo la defienda al señor conseller, ya que creo que sus palabras, expresadas en un encuentro con empresarios, estaban pensadas para bailar el agua a estos últimos. Sobre todo si tenemos en cuenta otra de sus frases: "Si entramos en un restaurante y consumimos vino de La Rioja no estamos ayudando al empresariado catalán". Habría que saber si el dueño de la bodega riojana en cuestión es catalán, añado yo.
Después del revuelo creado por sus declaraciones, Josep María Pelegrí ha pedido disculpas, alegando que no estaba promoviendo ningún tipo de boicot. Pero, ¿es legítimo reivindicar el patriotismo alimentario, una vez pulidos supuestos matices nacionalistas? Estoy totalmente convencida de ello y es una lástima que, por maniobras políticas, hayan intoxicado una idea que todos deberíamos plantearnos.
Estas son algunas razones para poner en práctica esta filosofía: consumir producto local supone rebajar el impacto medioambiental del transporte y refrigeración, y por tanto su huella ecológica. Los productos son más frescos. Se estima que un euro gastado en productos cercanos, general el doble para el economía local. Podemos conocer de dónde vienen los alimentos y quiénes los producen. Se apoya el desarrollo de los entornos rurales y de sus tierras, y se impide la manipulación por parte de monopolios alimentarios.
Soy consciente de que la economía y las preferencias personales son un primer filtro, pero es una buena idea plantearnos practicar el patriotismo alimentario cuando tengamos oportunidad, ¿no creéis?
Artículo publicado en Diario de Noticias
2 comentarios:
dile patriotismo o slow food, para mi sigue siendo una cuestión de sensatez y pensar con la cabeza no con el bolsillo o el corazón. La desafección política viene por estos comentarios de personajes que tendrían que hacerse un escaner y resolver sus problemas neuronales. Los comentarios de este señor no me sorprenden porque se hacen de un lado al otro del Ebro, son polémicas estériles que hacen mas daño que bien.
Un abrazo Garbancita y haber si publicas mas. T'anyoro nena maca!.
Si estas palabras las dijese un concejal de la comunidad de Madrid,seguro no estarían mal vistas.
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