Esta es la historia de dos presuntos terroristas que intentaron sacar un bote sospecho del país de la democracia y la libertad.
Hace un par de meses tuve el enorme placer de conocer en persona a Doña Col y a Tacoman, su hoy flamante esposo. Hicieron un viaje relámpago a Pamplona y aprovechamos para conocernos e irnos de pintxos. La verdad es que fue una velada excepcional, nos fuimos al Bar Gaucho, donde ya he dicho varias veces que están los mejores pintxos de la ciudad y entre vinos y tapas, hablamos durante horas sin callar un solo momento. Vaya un par de cotorras tropicales que estamos hechas Patricia y yo, Sergio tenía que meterse a cuña o al pobre no lo dejábamos hablar. Lástima que no tengamos testimonio gráfico del encuentro.
Esta pareja pasó hace poco por la vicaria y de viaje de novios se fueron a Nueva Cork. Doña Col ya nos contó en su blog como fue toda la experiencia, para que tuviéramos bien de envidia (de la buena, claro). El caso es que tuvieron el detallazo de acordarse de mí en una de sus jornadas de shopping y me compraron un precioso bote de sal con pétalos de rosa de la Toscana y pimienta.
El problema vino al salir del país, cuando la policía encontró el bote de sal en el bolso de mano de Patricia. Sospechoso a más no poder, claro. Estos americanos que saben lo suyo de ciencia y tecnología, hicieron un análisis del contenido del bote para aprobar que pasase la aduana. Me los imaginos con sus probetas, microscopios y decantadores, intentado descartar que no se trataba de un bote de cocaína. Al final el equipo del CSI Policía Fronteriza, autorizó la salida del país de tan peligroso producto.
Patricia, Sergio, una vez más muchísimas gracias por el detalle y por haberos acordado de mí en la capital del mundo. Espero poder invitaros pronto a comer pinchon o foie, culminado con esa sal. Un besazo ;)
Hace un par de meses tuve el enorme placer de conocer en persona a Doña Col y a Tacoman, su hoy flamante esposo. Hicieron un viaje relámpago a Pamplona y aprovechamos para conocernos e irnos de pintxos. La verdad es que fue una velada excepcional, nos fuimos al Bar Gaucho, donde ya he dicho varias veces que están los mejores pintxos de la ciudad y entre vinos y tapas, hablamos durante horas sin callar un solo momento. Vaya un par de cotorras tropicales que estamos hechas Patricia y yo, Sergio tenía que meterse a cuña o al pobre no lo dejábamos hablar. Lástima que no tengamos testimonio gráfico del encuentro.
Esta pareja pasó hace poco por la vicaria y de viaje de novios se fueron a Nueva Cork. Doña Col ya nos contó en su blog como fue toda la experiencia, para que tuviéramos bien de envidia (de la buena, claro). El caso es que tuvieron el detallazo de acordarse de mí en una de sus jornadas de shopping y me compraron un precioso bote de sal con pétalos de rosa de la Toscana y pimienta.
El problema vino al salir del país, cuando la policía encontró el bote de sal en el bolso de mano de Patricia. Sospechoso a más no poder, claro. Estos americanos que saben lo suyo de ciencia y tecnología, hicieron un análisis del contenido del bote para aprobar que pasase la aduana. Me los imaginos con sus probetas, microscopios y decantadores, intentado descartar que no se trataba de un bote de cocaína. Al final el equipo del CSI Policía Fronteriza, autorizó la salida del país de tan peligroso producto.
Patricia, Sergio, una vez más muchísimas gracias por el detalle y por haberos acordado de mí en la capital del mundo. Espero poder invitaros pronto a comer pinchon o foie, culminado con esa sal. Un besazo ;)
6 comentarios:
Pero, cómo son estos americanos! Que era sal, pimienta y pétalos de rosa, una sal chula! Desde luego...
jejeje... fue un poco menos espectacular... pero así contado mola más... jejeje...
La verdad es que con lo bien que te portaste con nosotros y lo bien que comimos donde nos llevaste, era lo mínimo que podíamos hacer... de hecho se nos hace poco...
besazos y a ver cuando nos juntamos pa'charrar un ratico (Esta vez dejaremos hablar más a Sergio ¿vale?)
Menos espectacular?
Pero si he omitido lo de los perros policía, los helicopteros, los Swat y que os rescato el Equipo A!!!
;)
jajaja
Será posible que par de dos.
Venga que no fue para tanto. El que si que hablo y mucho fue el friepates que tenía al lado Garbancita. En la proxima, así caigan chuzos de punta nos vamos a otro lado.
Por cierto es lo menos que podiamos hacer, así que a ver cuando te pasas por mañolandia y te invitamoss a unas cañas un rueda o lo que se tercie
Algo parecido me pasó a mi al intentar pasar la aduana del JFK con una bolsa de mano llena de bolsitas de especias (cúrcuma, curry, garam masala... esas cosas). Si bien es verdad que fue 8 meses despues del 11S y los ánimos estaban aún caldeaditos. Entre eso y unas botas con hebillas metálicas que pitaron en el arco, acabé desnudo de cintura para arriba detrás de un biombo y rodeado por tres policías que parecían armarios de dos puertas (y eso que yo no soy precisamente pequeñito).
Y pensar que no las metí en el equipaje para evitar problemas con los perros de aduanas!!!
Eso si, la siguiente vez fui yo en que, muy cordialmente, se dirigió a la funcionaria avisándole: "señorita, llevo en la bolsa algunos productos de cocina ¿Quiere usted revisarlos?", con la bolsa abierta en una mano y las facturas en la otra. Así te evitas problemas.
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