Avvocato pentito

La mundialmente conocida Plaza del Ayuntamiento de Pamplona, tiene desde hace unos meses el primer restaurante de su historia. Después de que se rumorease la apertura de un local de McDonalds, la ciudad ha suspirado aliviada a comprobar que ha sido un restaurante de autentica cocina italiana el que se ha llevado la peseta. El Avvocato pentito (el abogado arrepentido) es un establecimiento que sorprende por su decoración vanguardista, obra del artista napolitano Lello López, donde domina la fibra óptica, los contrates de blanco y negro, y un mobiliario de moderno diseño. Además cuentan con área wi-fi de conexión a Internet.

El local esta dividido en tres plantas en las que disfrutar de ambientes diferentes. En la planta principal o cafetería se pueden tomar pintxos, comer el menú del día o una pizza elaborada en un auténtico horno de leña. En la planta baja, un tranquilo y sofisticado lounge bar donde poder tomar una copa y escuchar buena música. En la plata alta, el horno de leña donde ver en directo como se hacen las pizzas, comparte espacio con un coqueto comedor, decorado con un exclusivo mobiliario donde destacan las sillas hechas con grandes clavos y en el que se ven unas preciosas vistas de la plaza.

Al margen de todo el impacto estético que provoca, es por su autentica cocina de corte napolitano por lo que destaca este restaurante. Su cocinero Sergio Ambrofanio practica la gastronomía típica de la Campania junto con algunas especialidades sicilianas. Su genuino horno de leña, da las pizzas un toque italiano, que se puede saborear en clásicas elaboraciones como la pizza margarita, siciliana, prosciutto, napolitana… con unos precios entre los 6,50 y los 11€. Si se degustan en el restaurante de planta superior, los precios de la pizza aumentan una 50%.

La noche que nos acercamos a cenar, la encargada del restaurante tuvo la amabilidad de improvisar para nosotros un menú degustación, que habitualmente sólo se sirve a medio día, y que nos permitió conocer más a fondo la cocina del Avvocato pentito. Fue todo un placer reencontrarme con Gemma Rada, encargada del restaurante, a la que no veía desde la época en que llevábamos uniforme y padecíamos la EGB en las monjas. Aunque esa noche, fue Gennaro, el hijo de Francesco Saverio, el ex abogado ahora arrepentido, el responsable de ofrecernos, además de una fantástica y divertida cena, todo tipo de explicaciones sobre los platos en perfecto italiano de Nápoles.

La degustación consistió en una tabla de quesos; de Italia grana padamo y gorgonzola, y comunitarios el emmental y el queso brie. Todos ellos acompañados de cebolla confitada y miel. Hubiese sido recomendable un surtido de quesos totalmente italianos con algún trozo de pecorino y provolone ahumado del monaco.

Continuamos con un cestino con rodajas de calabacín fritas y hojas de menta. Es curioso este modo de transformar una base de pizza en recipiente y estupenda la combinación calabacín-menta, una buena idea ésta para importar a mi cocina.

En el siguiente plato la estrella era el tomate, por un lado confitado en aceite y relleno de anchoa y por otro, un par de tomates secos con pasta de atún y aceitunas en su interior, a modo de panini o emparedado. Todo un deleite de sabores concentrados y bien combinados.

Las gambas al estilo japonés con salsa agridulce, fue una licencia creativa que se tomo el cocinero de forma totalmente comprensible, ya que el menú degustación fue improvisado. No obstante, fue agradable placer hacer un viaje relámpago a la gastronomía asiática.

Seguimos con un típico de la cocina italiana, que hace honor a los colores de su bandera, la ensalada caprese. Tomate fresco, queso mozzarella y albahaca, en equilibrio sobre un cestino de boca amplia. Lástima que los tomates no sean tan sabrosos como los de la costa amalfitana, porque aquí no se puede ni soñar con encontrar en los mercados tomates como los que se venden en cualquier frutería de la Campania.

No podían faltar en el último plato del pase, dos de los buques insignia de la gastronomía italiana: el risotto de funghis (boletus edulis u hongo beltza) de sabor concentrado y una melosidad justo en su punto, acompañado de pasta en forma de concha con un exquisito relleno a base de salami y requesón, que me hizo relamerme totalmente inmersa en el pecado capital de la gula.

Apoteósico final con un surtido de postres entre los que se encontraba una deliciosa torta de sémola con toques cítricos, un estupendo tiramisú, un strudel de manzana con nueces y un cornete de helado de cerezas. Lástima que ya sólo pudiésemos con un par de cucharaditas de cada uno de ellos. Ah! En esta ocasión tampoco pude probar un postre sorrentino que me tiene enloquecida por la extravagante combinación de ingredientes “Melanzane al cioccolato” ¡berenjena con chocolate!

En la carta de vinos, ni rastro de los socorridos lambruscos de pésimo nivel, sino algunos de los mejores vinos del golfo de Nápoles como el Fiano D'Avelino o el Greco di Tufo DOCG, por el que nos decantamos como homenaje a los buenos momentos vividos en Sorrento y Capri.

El precio del menú degustación ronda los 20-26€, y sus platos van cambiando continuamente, ofreciendo en algunos casos berenjena, bresaola, risottos y otro tipo de especialidades.

Además de los menús degustación se pidió una pizza prosciutto e funghi, que estando muy bien hecha, se podía mejorar poniendo champiñón fresco en vez de enlatado. Muchas veces es recomendable subir los precios y ofrecer ingredientes de mejor calidad que estén a la altura de pizzas tan bien elaboradas.

Muchas gracias a Gennaro por toda la paciencia que tuvo al preguntarle por ingredientes y técnicas, el pobre hizo un curso acelerado de castellano. Y por supuesto muchísimas gracias a Gemma por su amabilidad y por ofrecernos el menú degustación y el ambiente apropiado para disfrutar de una estupenda velada.

Albúm completo de Avvocato Pentito

C/ Calceteros, 4 Bajo

Teléfono: 948 213 469

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