Nunca hubiera podido imaginar que a estas alturas un restaurante chino podría sorprenderme tanto como lo hizo el Rey de tallarines. Conocido por servir los mejores fideos chinos de Madrid, es una de las Mecas gastronómicas de las economías juveniles, de los gourmets sin prejuicios y de freaks sin fronteras. Ver cómo se elaboran sus famosos tallarines en vivo y en directo, es uno de los reclamos de este restaurante, que está muy lejos de ser un chino convencional.
El local es fascinante; un collage de azulejos formando palmeras y motivos marineros, son el legado decorativo de la marisquería que hace décadas ocupó el lugar. El sitio es cutre, el espacio muy reducido, el servicio realmente malo y aunque en un primer momento el restaurante parece sucio, después compruebas que efectivamente, lo está. Pero todo esto, lejos de ser defectos, no hace sino darle al lugar, un toque todavía más singular.
La fama del Rey es tanta, que incluso circula una leyenda urbana que dice que Felipe de Borbón y Leticia Ortiz fueron vistos comiendo allí, y que las dos sillas donde posaron sus reales posaderas, están etiquetadas con sus nombres como recuerdo. Aunque claro, si luego ves los fotomontajes que tiene el “Rey de tallarines”, en las paredes del restaurante, posando con su señora y no sé que familia real asiática, ya no te crees nada de nada.
Pero, lo realmente interesante de ese lugar, sucede en la barra, a la vista de todo el mundo. Allí elaboran los famosos tallarines que han concedido la monarquía a este restaurante. Partiendo de una masa elaborada con harina de trigo y agua, amasan, comban y enrollan la masa más de diez veces, hasta crear un rulo largo y elástico, que después se divide una, dos, tres y hasta 7 veces, para obtener 128 finos fideos de más de un metro de longitud. Todo un espectáculo digno de ver.
La calidad de su comida es el resultado de la ecuación de sus precios económicos, su decoración estridente y del show de la elaboración de los tallarines. Resumiendo, puedes comer unos de los mejores tallarines fritos que pueda ofrecerte un restaurante chino estándar de Madrid, en un ambiente totalmente peculiar. Los precios de los tallarines rondan los 6€ y las raciones son más que generosas (no pudimos acabar con ellos). Comer a la carta, cuesta aproximadamente 20€ por persona, bebidas incluidas, aunque también disponen de menú del día, por unos 10€. Siempre tienen lleno absoluto, por lo que es recomendable reservar, para no esperar las largas colas que allí se forman.
Nuestra audiencia con el Rey consistió en una ración de ocho Dimsum variados (shao-mai, xiao long bao y dimsum vegetales) con salsa agridulce, que estaban simplemente correctos.
Pollo con salsa de jengibre y espárragos verdes. Un plato verdaderamente delicioso, perfumado y rico en matices (sésamo, ajo, jengibre y salsa de soja), con pechuga de pollo muy tierna.
Los platos estrella, Tallarines fritos con gambas y Tallarines fritos con pollo y salsa curry. Fideos largos e irregulares, acompañados de verduras, brotes de soja, huevo, setas, y aderezados con salsa de soja. Los tallarines estaban tiernos, pero consistentes a su vez, las verduras crocantes, y las gambas y el pollo en su punto. Una fama realmente merecida la de este plato.
Todo el menú fue maridado con cerveza china Tsingtao
El local es fascinante; un collage de azulejos formando palmeras y motivos marineros, son el legado decorativo de la marisquería que hace décadas ocupó el lugar. El sitio es cutre, el espacio muy reducido, el servicio realmente malo y aunque en un primer momento el restaurante parece sucio, después compruebas que efectivamente, lo está. Pero todo esto, lejos de ser defectos, no hace sino darle al lugar, un toque todavía más singular.
La fama del Rey es tanta, que incluso circula una leyenda urbana que dice que Felipe de Borbón y Leticia Ortiz fueron vistos comiendo allí, y que las dos sillas donde posaron sus reales posaderas, están etiquetadas con sus nombres como recuerdo. Aunque claro, si luego ves los fotomontajes que tiene el “Rey de tallarines”, en las paredes del restaurante, posando con su señora y no sé que familia real asiática, ya no te crees nada de nada.
Pero, lo realmente interesante de ese lugar, sucede en la barra, a la vista de todo el mundo. Allí elaboran los famosos tallarines que han concedido la monarquía a este restaurante. Partiendo de una masa elaborada con harina de trigo y agua, amasan, comban y enrollan la masa más de diez veces, hasta crear un rulo largo y elástico, que después se divide una, dos, tres y hasta 7 veces, para obtener 128 finos fideos de más de un metro de longitud. Todo un espectáculo digno de ver.
La calidad de su comida es el resultado de la ecuación de sus precios económicos, su decoración estridente y del show de la elaboración de los tallarines. Resumiendo, puedes comer unos de los mejores tallarines fritos que pueda ofrecerte un restaurante chino estándar de Madrid, en un ambiente totalmente peculiar. Los precios de los tallarines rondan los 6€ y las raciones son más que generosas (no pudimos acabar con ellos). Comer a la carta, cuesta aproximadamente 20€ por persona, bebidas incluidas, aunque también disponen de menú del día, por unos 10€. Siempre tienen lleno absoluto, por lo que es recomendable reservar, para no esperar las largas colas que allí se forman.
Nuestra audiencia con el Rey consistió en una ración de ocho Dimsum variados (shao-mai, xiao long bao y dimsum vegetales) con salsa agridulce, que estaban simplemente correctos.
Pollo con salsa de jengibre y espárragos verdes. Un plato verdaderamente delicioso, perfumado y rico en matices (sésamo, ajo, jengibre y salsa de soja), con pechuga de pollo muy tierna.
Los platos estrella, Tallarines fritos con gambas y Tallarines fritos con pollo y salsa curry. Fideos largos e irregulares, acompañados de verduras, brotes de soja, huevo, setas, y aderezados con salsa de soja. Los tallarines estaban tiernos, pero consistentes a su vez, las verduras crocantes, y las gambas y el pollo en su punto. Una fama realmente merecida la de este plato.
Todo el menú fue maridado con cerveza china Tsingtao
En la puerta del local se puede leer la siguiente declaración:
"Tenemos el orgullo de ser el primer restaurante de Madrid que ofrece los deliciosos tallarines amasados a mano, según el método tradicional de La Mian. Cuentan las leyendas que fue la antigua China donde se descubrieron las propiedades del trigo. Los descendientes de los míticos personajes Fuji y Sennong heredaron y mantuvieron durante generaciones el método de hacer tallarines, La Mian: una masa de harina de trigo que se estira con ambas manos y se va dividiendo progresivamente en tiras cada vez más largas y estrechas.
Con el paso de los años muchas de las antiguas tradiciones de la cultura china han desaparecido. Sin embargo, la tradición de La Mian se ha mantenido hasta el día de hoy. Los chinos valoramos la antigua cultura china, y nos esforzamos por mantenerla viva. Una de las maneras de mantener esta cultura es continuar elaborando La Mian de la misma forma que lo hacían nuestros ancestros. Nuestros clientes están invitados a contemplar el proceso de elaboración. Estamos seguros de que nunca olvidarán el sabor de estos tallarines."
El Rey de tallarines C/ San Bernardino, 2
28015 – Madrid
Tfno: 915 426 897
"Tenemos el orgullo de ser el primer restaurante de Madrid que ofrece los deliciosos tallarines amasados a mano, según el método tradicional de La Mian. Cuentan las leyendas que fue la antigua China donde se descubrieron las propiedades del trigo. Los descendientes de los míticos personajes Fuji y Sennong heredaron y mantuvieron durante generaciones el método de hacer tallarines, La Mian: una masa de harina de trigo que se estira con ambas manos y se va dividiendo progresivamente en tiras cada vez más largas y estrechas.
Con el paso de los años muchas de las antiguas tradiciones de la cultura china han desaparecido. Sin embargo, la tradición de La Mian se ha mantenido hasta el día de hoy. Los chinos valoramos la antigua cultura china, y nos esforzamos por mantenerla viva. Una de las maneras de mantener esta cultura es continuar elaborando La Mian de la misma forma que lo hacían nuestros ancestros. Nuestros clientes están invitados a contemplar el proceso de elaboración. Estamos seguros de que nunca olvidarán el sabor de estos tallarines."
El Rey de tallarines C/ San Bernardino, 2
28015 – Madrid
Tfno: 915 426 897
16 comentarios:
Garbancita, vamos a ir. Llamaremos para reservar. Gracias por la información. Un saludo.
Como! ¿Tu por madrid y no avisas?.... Te voy a dar "pal pelo". :-)
Soy asiduo de este restaurante desde hace tiempo. Mola cantidad...
La proxima vez que vengas a los Madriles avísame y te indico otros sitios de interes ¿vale?.
Un besote enorme y gracias por tus posts.
Papa Rafa
¡No me lo puedo creer! Un restaurante chino que hace lamian de verdad. Excelente recomendación, queda apuntada, GRACIAS
jo colega... lo de la roña me echa para atras... pero igual hago la vista gorda...
Tendré que planificar un paseo a Madrid, hace ucho que no voy... Seguro paso por El Rey de Tallarines!
Saludos
Larga vida al Rey!!
Para la próxima visita, te recomiendo su segunda sede, más escondida y con la misma carta mejor elaborada (menos gente, menos estrés...)
Está en la calle Cardenal Cisneros 33, en el metro Bilbao.
Saludos!
En mi proxima visita a Madrid....quiero ir!!!!!!
Oye, cómo está de precio??
Un beso guapa ^_^
Me ha dejado impresionada tanto el video como el restaurante. Me lo apunto a mi lista de "restaurantes a visitar cuado vaya a Madrid".
Yo estoy acostumbrada a ir aquí en Barcelona a un chino que, entre los amigos, llamamos comúnmente "chino cochino". No por no ser limpio sino porque se trata de un sitios de comidas chinas y allí sólo hay chinos comiendo con sus bols y es muy particular.
Está en la zona más habitada por chinos en Barcelona y la verdad es que allí te sientes como en China (nada de chino falso es bien verdadero ;-)).
Te va a encantar Carlos y vas a repetir ;)
Ay Rafa, pues ya me acordé de ti, pero es que iba pocos días y para estar con la familia para la nochevieja. Así que me resultó imposible. Para la próxima vez te busco hueco y me pasas una lista de recomendaciones.
Noema, sólo por el lamian ya merece la pena la visita. Dicen que el pato también está muy bien, pero no pude probarlo.
Doña Col, el sitio es guarrete, pero ni más ni menos que muchos bares que llevan años sin reformar. Oye y si ha ido Leticia Ortiz, ¿no vas a ir tú? :D
Sol, cuando vayas ten en cuenta que después te olerá el pelo y la ropa a fritanga cosa fina. Te lo digo, porque si después tenías pensando quedar para conocer a tu suegra o algo parecido ;)
Jill, había leído por ahí que el de Cardenal Cisneros había cerrado. ¿Tú sabes algo? Pero si es más genuino y más barato, fijo que iremos.
Milcolores, las raciones de tallarines salen por unos 6€. Comer de carta por unos 20€ y de menú del día a 10€ aproximadamente. Un chollo, vamos!
Arantxi, tienes que decirme la dirección de ese chino de Barna. Me voy en un par de días para allí, y me gustaría hacer una visita. Gracias de ante mano :)
Besos a todos
Di que si... que somos unas Reinas!!! jajaja
¡Con lo que me gustan los dim-sum! gracias por la recomendación.
Creo que el rey de Cardenal Cisneros sigue abierto, al menos lo estaba en diciembre, pero me aseguraré y te comento.
Saludos desde los madriles!
Garbancita me has decepcionado
"un primer momento el restaurante parece sucio, después compruebas que efectivamente, lo está. Pero todo esto, lejos de ser defectos, no hace sino darle al lugar, un toque todavía más singular".
¿seguro que esto es lo que piensas?
si te parece sucio un rest. a la vista no te quiero ni contar como tiene que estar lo que no se ve, la suciedad y falta de higiene no es algo que sume, siempre resta y aunque te parezca mentira los estudios dicen que es en lo que primero se fijan los clientes y mas valoran
un saludo desde Pamplona
Hola Fermín:
Creo que has malinterpretado mis palabras: yo no he dicho que el hecho de que el local esté sucio "sume". He dicho que lo hace más singular.
Todos conocemos lugares donde la limpieza brilla por su ausencia, pero donde merece la pena ir por algún bocado en especial. Piensa en La Mejillonera de Pamplona, o en el bar Marrano (que si no estoy equivocada, tiene en nombre por lo chochino que era antes de su reforma actual). Y así podríamos nombrar miles de bares, donde todo esta pegajoso y mugroso, pero que tienen su público a pesar de todo.
Está claro que prefiero por encima de todo un local limpio (y nuevo, ya puestos). Pero por eso, no voy a dejar de ir a ciertos lugares donde me van a ofrecer algo diferente que merece la pena.
Seguro que todos lo que pasen por aquí podrán decir por lo menos un local que cumpla esas características singulares que yo comento.
Un saludo ;)
Volviendo al tema ¿conoces el famoso subchino de la Plaza de España?
Hasta mi próxima visita a la capi tendré que contentarme con el envío de corresponsales ;-D
No hago más que leer una y otra vez buenas críticas de este restaurante (por eso mismo fui) y lo cierto es que no lo entiendo. Soy aficionada a la gastronomía desde que soy una niña, aficionada a la cara y a la económica, de las angulas a la fast food y es probable que sea de lo único que realmente entiendo: adoro comer. Cuando como me gusta fijarme en los productos utilizados y en la forma de prepararlos. Y soy muy aficionada a la comida asiática.
Bien, ayer cené con unas amigas en el Rey de los Tallarines por primera (y última) vez en mi vida. La carta es tan amplia como en un restaurante chino medio pero la elaboración de los platos es bastante mediocre. Los dim sum son insípidos y secos, el pato a la pekinesa seco y duro (solo dan dos tortitas por persona y no más) y los tallarines... no estaban mal pero para ser El Rey de los Tallarines esperaba más. Es como comer en cualquier restaurante chino, con unos tallarines de calidad un poco superior al de otros establecimientos pero cuya preparación deja mucho que desear.
En el techo había un agujero muy grande y oscuro del que salía una corriente de aire frío muy desagradable, la camarera que nos atendía nos retiró las botellas de agua antes de que estuviesen terminadas (y no sirven jarras de agua) y cuando nos quejamos se hizo la tonta tipo "mi no entender". En el baño no hay papel.
El precio es muy asequible pero si lo comparas con la comida y el servicio es caro. No pienso volver.
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