Nunca me hubiese podido imaginar que una ponencia sobre pastelería, con lo poco que me pone a mí lo dulce, y encima sobre pasteles de boda, el evento más ñoño de la historia de la humanidad, iba a impresionarme tanto como para acabar llorando a moco tenido. Y es que la creatividad del pastelero Christian Escribà es capaz de muchas genialidades y de provocar intensas emociones, como pudimos comprobar en el auditorio principal del Congreso San Sebastián Gastronómika.
Es un hecho que a lo largo de nuestra vida los pasteles van marcando pequeños hitos de felicidad; cumpleaños, celebraciones familiares o bodas son algunos de esos momentos donde la pastelería está presente. ¿A quién no le hace ilusión soplar las velas de la tarta y pedir un deseo, mientras todos los suyos cantan el cumpleaños feliz? ¿Hay algún álbum de boda sin la recurrente foto de los novios cortando el pastel? ¿No es una tarta la mejor forma de acabar una comida con los amigos o la familia?
Para Christian todos estos pasteles son importantes, pero el pastel con mayúsculas es la tarta de bodas, porque con suerte sólo se tendrá una vez en la vida. Con un divertido video al ritmo del tema Celebration de Kool & The Gang, nos mostró un surtido de películas en las que se podían ver bodas de diferentes épocas y culturas, en las que siempre hay un pastel como traca final de un banquete.
A pesar de su importancia la tarta de boda apenas ha evolucionado ni en la forma ni en el fondo, hasta ahora. Atendiendo a la solicitud de muchos novios que demandan un pastel diferente, Christian Escribà lleva un tiempo diseñando tartas únicas, que cruzan la delgada línea entre un postre festivo y una estudiada performance. Detrás de hay un intenso proceso creativo que comienza por la customización al gusto de los novios, la visión del entorno, los invitados que van a tener, la música o el estilo de la boda entre otros detalles. Como ejemplo pudimos ver la tarta de boda de Ferrán Adrià, en la que la tarta era una chica con un impresionante vestido versallesco a modo de Reina de Corazones formado por 5000 corazones de caramelo, profiteroles y varias tartas al estilo tradicional.
También pudimos ver otra de las obras de la Pastelería Escribà, el Pastel volador, que se presentaba rodeado de un cubo de papel de seda que levanta el vuelo con unos globos de helio en el que cada uno de los invitados ha escrito un deseo para los novios. Una vez la carcasa levanta el vuelo llevándose los deseos al cielo, queda al descubierto un campo de margaritas, la flor favorita de la novia, para que los comensales puedan ir sirviéndose. En este video se puede ver toda la puesta en escena.
Es un hecho que a lo largo de nuestra vida los pasteles van marcando pequeños hitos de felicidad; cumpleaños, celebraciones familiares o bodas son algunos de esos momentos donde la pastelería está presente. ¿A quién no le hace ilusión soplar las velas de la tarta y pedir un deseo, mientras todos los suyos cantan el cumpleaños feliz? ¿Hay algún álbum de boda sin la recurrente foto de los novios cortando el pastel? ¿No es una tarta la mejor forma de acabar una comida con los amigos o la familia?
Para Christian todos estos pasteles son importantes, pero el pastel con mayúsculas es la tarta de bodas, porque con suerte sólo se tendrá una vez en la vida. Con un divertido video al ritmo del tema Celebration de Kool & The Gang, nos mostró un surtido de películas en las que se podían ver bodas de diferentes épocas y culturas, en las que siempre hay un pastel como traca final de un banquete.
A pesar de su importancia la tarta de boda apenas ha evolucionado ni en la forma ni en el fondo, hasta ahora. Atendiendo a la solicitud de muchos novios que demandan un pastel diferente, Christian Escribà lleva un tiempo diseñando tartas únicas, que cruzan la delgada línea entre un postre festivo y una estudiada performance. Detrás de hay un intenso proceso creativo que comienza por la customización al gusto de los novios, la visión del entorno, los invitados que van a tener, la música o el estilo de la boda entre otros detalles. Como ejemplo pudimos ver la tarta de boda de Ferrán Adrià, en la que la tarta era una chica con un impresionante vestido versallesco a modo de Reina de Corazones formado por 5000 corazones de caramelo, profiteroles y varias tartas al estilo tradicional.
También pudimos ver otra de las obras de la Pastelería Escribà, el Pastel volador, que se presentaba rodeado de un cubo de papel de seda que levanta el vuelo con unos globos de helio en el que cada uno de los invitados ha escrito un deseo para los novios. Una vez la carcasa levanta el vuelo llevándose los deseos al cielo, queda al descubierto un campo de margaritas, la flor favorita de la novia, para que los comensales puedan ir sirviéndose. En este video se puede ver toda la puesta en escena.
Otro de los atrevimientos de Christian fue presentar la tarta de bodas de la posible boda de la Duquesa de Alba. Un pastel goyesco a base de caramelo soplado, caramelo satinado y chocolate artístico. Un momento hilarante antes de llegar al plato fuerte de la ponencia, la pastelería aumentada. Se me escapa como poder explicar con palabras en que consiste esta tecnología y nada mejor que un video para poder entenderlo.
El momento emotivo llegó cuando Christian dedicó una proyección de la pastelería aumentada a su amigo Loquillo, presente en la sala. Con el tema Cadillac solitario y un video montado especialmente para la ocasión, yo me puse a llorar como una tonta. Al principio no entendía que me estaba pasando, hasta que recordé que esa canción fue la banda sonora de mi primer desamor allá cuando tenía 14 años. Ya sabéis como son esos tontos amores adolescentes, que uno cree que no va a superar jamás… hasta que a las dos semanas aparece otro chico que te hace tilín y te olvidas de todo el drama. Me alegró vivir ese flashback, me gustó llorar y disfruté acordándome de lo ridículos que pueden ser algunos sentimientos vistos desde la distancia y la experiencia.
El momento emotivo llegó cuando Christian dedicó una proyección de la pastelería aumentada a su amigo Loquillo, presente en la sala. Con el tema Cadillac solitario y un video montado especialmente para la ocasión, yo me puse a llorar como una tonta. Al principio no entendía que me estaba pasando, hasta que recordé que esa canción fue la banda sonora de mi primer desamor allá cuando tenía 14 años. Ya sabéis como son esos tontos amores adolescentes, que uno cree que no va a superar jamás… hasta que a las dos semanas aparece otro chico que te hace tilín y te olvidas de todo el drama. Me alegró vivir ese flashback, me gustó llorar y disfruté acordándome de lo ridículos que pueden ser algunos sentimientos vistos desde la distancia y la experiencia.
Después de ver las tartas de boda de Christian Escribà, y aun sabiendo que vestida de novia tengo que parecer el Anticristo en persona… Juan ¿te quieres casar conmigo? ;)
4 comentarios:
La de tonterías que se pueden hacer con un láser y un ordenador XDDD
Por cierto, ¿te casas de verdad?
Ni coña!! Soy una de las fuerzas vivas del frente de liberación matrimonial!!
Pero no me digas que la tarta no mola un mónton?
Besos ;)
Sí, está realmente genial... el problema es que cuando enchufas eso, dejas sin luz a 2 pueblos de electricidad precaria XDDD
El de los globos también mola mucho.
Ya le gustaría, ya...
Publicar un comentario