Siempre he admirado el gran mérito que tienen los restaurantes rurales. Además de los problemas propios de la profesión (crisis económica, competencia, cambio de hábitos de consumo y horarios macabros), hay que sumar el hándicap de la ubicación, que no siempre es accesible, además de un público dual (el propio de la zona y el turístico) con diferente paladar, economía y expectativas. Si a esto le sumamos la estacionalidad del visitante, y la pretensión de encontrar el territorio expresándose a través de la gastronomía, nos encontramos con que el hostelero rural tiene muchos más retos que superar que el resto.
Pero no todo son inconvenientes, este tipo de locales tienen interesantes recursos locales que les brindan un atractivo sumamente genuino y carismático. La relación directa, casi íntima, con productores y elaboradores, unida al ejercicio de transmisión de la cultura gastronómica de la zona, hace que nos podamos encontrar verdaderos tesoros en estos establecimientos rurales. Como consumidores, tenemos que saber apreciar ese valor añadido, ya que la singularidad de su oferta es sumamente enriquecedora.
Fonda Farre es uno de esos lugares donde el territorio se expresa culinariamente con rotundidad y coherencia. Una forma contemporánea de interpretar la riqueza del Pallars Sobirà, una región escondida entre las abruptas montañas pirenaicas de Lleida, a través de platos tradicionales inteligentemente actualizados. Un restaurante familiar de trato cercano y una excelente relación calidad/precio.
La propuesta de su cocinero, Jaume Mora-, satisface tanto al paladar tradicional de los pallareses, como al de los turistas que se acercan a esta recóndita comarca en busca de su esencia. La sal de Guerri, localidad limítrofe a Baro donde se ubica Fonda Farré, las huevas de trucha de la piscifactoría tradicional de Tavascán, las setas de los montes que lo rodean, los embutidos típicos del Pallars o los quesos elaborados con la leche de las vacas que pastan en sus escasos y verdes prados, son algunos de los gestos identitarios de su cocina.
Tanto si optáis por platos típicos, como actualizados, os recomiendo que los acompañéis con vinos de la zona, situados en cotas medias de mil metros, característica que les aporta una expresión única.
Pero no todo son inconvenientes, este tipo de locales tienen interesantes recursos locales que les brindan un atractivo sumamente genuino y carismático. La relación directa, casi íntima, con productores y elaboradores, unida al ejercicio de transmisión de la cultura gastronómica de la zona, hace que nos podamos encontrar verdaderos tesoros en estos establecimientos rurales. Como consumidores, tenemos que saber apreciar ese valor añadido, ya que la singularidad de su oferta es sumamente enriquecedora.
Fonda Farre es uno de esos lugares donde el territorio se expresa culinariamente con rotundidad y coherencia. Una forma contemporánea de interpretar la riqueza del Pallars Sobirà, una región escondida entre las abruptas montañas pirenaicas de Lleida, a través de platos tradicionales inteligentemente actualizados. Un restaurante familiar de trato cercano y una excelente relación calidad/precio.
La propuesta de su cocinero, Jaume Mora-, satisface tanto al paladar tradicional de los pallareses, como al de los turistas que se acercan a esta recóndita comarca en busca de su esencia. La sal de Guerri, localidad limítrofe a Baro donde se ubica Fonda Farré, las huevas de trucha de la piscifactoría tradicional de Tavascán, las setas de los montes que lo rodean, los embutidos típicos del Pallars o los quesos elaborados con la leche de las vacas que pastan en sus escasos y verdes prados, son algunos de los gestos identitarios de su cocina.
Tanto si optáis por platos típicos, como actualizados, os recomiendo que los acompañéis con vinos de la zona, situados en cotas medias de mil metros, característica que les aporta una expresión única.
Los aperitivos de Fonda Farre: Chips de boniato Rovellons escabechados Mejillones con vermú |
¡Sorprendente vino de pera! Un fermentado a base pera Williams con un tercio de Sauvignon Blanc. Elaborado por Bodegas Castell d'Encus de Pallars Sobirà |
Croquetas de boletus |
Coca de manzana, setas y foie |
Trinxat de patata y col con núcleo de tuber melanosporum fresca, y yema de huevo |
Canelón de pasta fresca relleno de pollo ecológico y setas |
Taleia 2013: Sauvignon Blanc y Sémillon sin crianza, parcialmente fermentado en lagares de piedra del siglo XII. Bodegas Castell d'Encus - DO Costers del Segre |
Atún marinado en sal de Guerri, con caviar de aceite de oliva y huevas de trucha de Truites de Tavascan Piscifactoria, con toque de soja dulce |
Royal de caza (ciervo y jabalí), puré de boniato, foie y tuber melanosporum |
Quest 2012 - Coupage de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Petit Verdot y Merlot de BodegasCastell d'Encus DO Do Costers del Segre |
Buñuelos de chocolate con leche con helado de vainilla con petazetas de plata |
Carretera de Sort, s/n
Baro - Lleida
973 66 20 35
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