Reconozco que me
provoca cierta frustración hablaros de aceite. Básicamente
porque tengo la sensación de que no me hacéis ni caso… Esta no será ni la
primera ni la última vez que os explico cuáles son las importantes
diferencias que hay entre un denominado “aceite de oliva” y un
aceite de oliva virgen extra. Aun con todo, sé que seguís comprando ese
líquido graso que está bastante lejos de ser un zumo de oliva con todas
sus virtudes y propiedades, y os quedáis tan anchos… Disculpad que me mosquee,
pero me cuesta creer que os importe tan poco que, un producto que consumís a
diario, no sea lo más honesto, sabroso y saludable posible, sin que suponga
apenas un gasto mayor.
Os explico brevemente
la diferencia entre estos dos productos, aparentemente parecidos pero
radicalmente dispares. En el momento de recolección de la aceituna, éstas han
de ser tratadas con mucho mimo para que el proceso consiga extraer
delicadamente los aromas y propiedades del aceite. Esto se hace
mediante un prensado en frío, ya que el calor perjudica al aceite, y el
resultado es un zumo de aceituna que se denomina aceite de oliva virgen extra
(AOVE). Este proceso, contado de forma muy sintética, garantiza que el AOVE tiene
todas las propiedades de las que hace gala el aceite de oliva.
Veamos ahora qué es un
aceite de oliva, así a secas. Volvamos al olivar y observemos todas esas
aceitunas que yacen en el suelo, después de haberse caído del
árbol. O esas otras a las que les ha caído una helada, porque ya
entrado el invierno no se han recolectado. O aquellas que están afectadas un hongo…
Bien, todas esas aceitunas se aprovechan para hacer aceite, pero un aceite que NO
ES APTO para el consumo. Su sabor y olor es no es agradable, así que se
somete a un proceso de refinado, en el que mediante una serie de
procesos químicos, eliminan del aceite el color, sabor y olor. Este inerte
líquido transparente ha perdido además durante el proceso cualquiera
de sus propiedades saludables. Y vosotros compráis este aceite…
¿Qué sucede después?
Para que ese aceite pueda entrar en el circuito comercial y denominarse aceite
de oliva, se le incorpora un porcentaje variable de AOVE, por
debajo del 10%, que le permite recuperar, remotamente, el color, olor y
sabor propio de un aceite. Resumiendo: compráis “aceite de nada” con
10% de AOVE (como mucho) y lo pagáis poco más barato que un AOVE 100%...
¿Entendéis ahora porque me indigno un
poco?
Otro tema que también me irrita es
cuando alguien me dice que el AOVE es muy fuerte y que hay que, en ocasiones,
sustituirlo por aceite de oliva… Vale, ahora que sabemos que no merece la pena
usar ese aceite de nada llamado aceite de oliva, es interesante descubrir que
existen infinidad de variedades de aceitunas que, por si
mismas o mezcladas en diferentes proporciones de otras variedades, dan lugar a
aceites con aromas significativamente diferentes. Y no sólo el sabor,
el amargor y el picor del aceite (dos virtudes muy valoradas) dan un
marcado acento personal a cada aceite.
La idea es saber escoger para cada
momento, o plato, el AOVE indicado. Puede que para algunos el AOVE de la
variedad picual sea muy fuerte para tomar en el desayuno, pero
por ejemplo la variedad empeltre, mucho más dulce, es ideal para
disfrutar sobre unas tostadas. Y aquí es donde está la magia del AOVE, un gran
surtido de aromas que evocan en ocasiones al tomate, a la hierba recién
cortada, al plátano, a la alcachofa… moviéndose en diferentes intensidades y
armonías de matices, ampliando el abanico de posibilidades para sincronizarse
con cada receta.
Precisamente hace unas semanas estuve
en Zaragoza en la entrega de premios del Consejo Regulador de la DO Aceite
de Oliva del Bajo Aragón, una zona que produce un interesante AOVE de
empeltre. Una variedad autóctona del Bajo Aragón que muy posiblemente conozcáis
como aceituna negra de mesa, un producto reconocido por su calidad
y prestigio. Si las aceitunas están buenas, ¡imaginaros cómo estará el AOVE de
empeltre! Por eso os animo a que comencéis a consumir aceite de oliva virgen
extra, porque además de estar consumiendo de forma responsable,
tenemos infinidad de sabores diferentes para recrearnos
gastronómicamente.
¡Ah! Los ganadores del mejor AOVE del
Bajo Aragón fueron La Calandina S
Coop Ltda., que por cierto hacen un paté de aceituna empeltre de
caerse de culo… ¡Felicidades!
A todo esto, ¿qué aceite piensas
comprar a partir de ahora?
3 comentarios:
Hola Garbancita,
El tema que tratas es realmente serio, pero creo que lo has enfocado mal al dirigirte a tus lectores de forma tan despectiva. ¿Por qué das por hecho que compramos un mal aceite, que no nos preocupa lo que comemos a diario, que no escuchamos, etc.? De hecho, si estamos leyendo tu blog es que algo nos interesan estos asuntos :) Como lectora, habría agradecido una aproximación diferente, que no culpabilice tan directamente al consumidor como "poco exigente" e "ignorante" y, desde luego, una aproximación que no diera por supuesto que todos los lectores de tu blog comparten estas grandes cualidades...
Garbancita has dado en el clavo. Por cierto Stephanie, te pido que leas el último informe sobre lo que dices en España: el 75% de los consumidores les importa un pimiento la calidad del aceite. Primero, precio. O sea, lo barato. Sube el girasol, baja el resto... http://www.olimerca.com/revistas/comercio.pdf
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