miércoles, marzo 29, 2017

La carne del futuro y el futuro de la carne

Hace unos días se presentaba en sociedad la carne de pollo y pato cultivada en laboratorio. Un paso más después de que, en 2011, se hiciese pública la investigación en la que se anunciaba el advenimiento de la carne artificial a partir de células madre.

Una realidad que se nos está viniendo encima a pasos agigantados, sin saber muy bien cuáles van a ser las consecuencias que provoque este cambio sustancial de producción de carne. Tras el impactante titular de aquella primera hamburguesa elaborada con carne cultivada, para la que se habían invertido más de 245.000€ para conseguir 142 gramos de producto, llegaron noticias realmente inquietantes. Se prevé que para 2020, la carne de laboratorio será una realidad que podremos ver en los lineales de los supermercados por unos 8€ el kilo.

Los argumentos para el éxito de este tipo de carne son imbatibles; el aumento de la producción de carne, que ya no dependerá de recursos del entorno como el agua y el pienso, sumado una disminución drástica de las emisiones de gas metano, las ventajas saludables que supone una carne con menos grasas saturadas y apenas colesterol y lo competitivo de su precio, hacen que se pueda pronosticar un éxito rotundo de este tipo de sucedáneo.

Sucedáneo o el nombre que comercialmente consigan adjudicar a este producto, porque dudo mucho que los ganaderos permitan que puedan denominarlo carne, básicamente por un problema de agravio comparativo. Pero, ¿cómo podrá este importante sector defender su negocio frente a un producto que ofrece tantas ventajas?

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