Espero que los lectores de este blog no tengan muy buena memoria o que no presten mucha atención a todo lo que digo, porque sino van a pensar que soy una gourmet sin palabra. Tan pronto me pongo debajo de un árbol al atardecer, para poder a Dios como testigo que nunca más volveré a comprar otro ingrediente innecesario, como me invento el argumento más peregrino para hacerme creer a mi misma que realmente lo necesito. Incluso hasta el punto que me convenzo de que ya no puedo cocinar ninguna receta si no lo tengo.
Dicho esto, tengo que hablar de mi difícil relación con el mundo de las sales, que ya ha dado para varios capítulos en este blog: la sal de wasabi, la de sal de gusano, la de pétalos de rosa y pimienta que Doña Col me trajo de N.Y., la sal de vino, o el moderno salero que me regalaban en un paquete de sal ahumada, entre otros.
A falta de que los psicólogos pongan nombre a esta adicción, puedo decir que sufro de salorexia en fase aguda. Mi trastorno consiste en comprar todas las sales que veo, aunque no las necesite, aunque sean completamente absurdas a nivel gastronómico. Es algo superior a mí, y aunque he estado una temporada controlando los impulsos saleroconsumistas, hace un par de días sufrí una recaída: me compré la Sal líquida de brasas.
Un original invento, que ya pude ver en la última edición de Alimentaria, y que se presenta en tres diferentes variedades: Hierbas mediterráneas, Brava y con aroma a Brasas. Está elaborada a base de agua, flor de sal y diferentes esencias para cada tipo de sal. El producto viene presentado en un bote con un dosificador de spray, que permite atomizar la sal con la dosis perfecta y salar platos complicados de condimentar. La sal líquida de brasas cuesta como unos 5€ y y el envase contiene 130gr.
Lo he probado con un carpaccio y sinceramente, me gusta, aunque quizás no tanto como unas crujientes escamas de sal maldon (también en versión ahumada). Le encuentro el inconveniente de no saber exactamente la cantidad que estas poniendo, sobre todo porque el spray es un sistema que provoca reincidencia incontrolada y al final puedes acabar dejando el plato saladísimo.
Lo he probado con un carpaccio y sinceramente, me gusta, aunque quizás no tanto como unas crujientes escamas de sal maldon (también en versión ahumada). Le encuentro el inconveniente de no saber exactamente la cantidad que estas poniendo, sobre todo porque el spray es un sistema que provoca reincidencia incontrolada y al final puedes acabar dejando el plato saladísimo.
En definitiva es una sal “salada”, pero creo que es un condimento que se puede preparar en casa con cierta facilidad, en este caso con humo líquido (Salsa de leña o Sabor de humo, ambos en tiendas de alimentación latina). En breve intentaré preparar una imitación de la versión con hierbas mediterráneas. Prometo informar.
14 comentarios:
No te preocupes tu 'salorexia' es justificable porque qué preciosidad y qué exentricidad, y qué forma de llamar la atención.
A ti te ha conquistado esto, pero de igual manera que a mí las diferentes Coca Colas del mundo, a mi hermano lo cientos de rosales franceses, o a mi hermana los relojes etc...
Sin estas cosas, la vida no es lo mismo, siempre se ha dicho que la pasión y el amor son 'la sal de la vida' (¡anda!).
Un saludo.
Es tan dificil resistirse a esas chuches"...:)
jeje lo tuyo con las sales no tiene remedio!
Por cierto, que siempre estoy para contártelo... antes del verano vinieron amigos a casa a cenar y preparé tus rollos de espinacas rellenos de queso y salmón acompañados por una ensalada de zanahoria¡Triunfaron! Bueno, mejor dicho, truiunfaste, que dejé bien claro de dónde había sacado la receta ; )
Entiendo lo de las sales. De hecho lo comparto. Hace poco hicimos una sal con hierbas mediterraneas en el trabajo. Un triunfo.
jajaja yo tengo un montón de sales idem pero aún no conozco bien sus propiedades y siempre, siempre el punto de sal me queda mal jajaja tengo incorporadas sólo tres sales en mi intuicion culinaria: flor de sal, sal maldón y sal de la de toda la vida jajaja las rosas del himalays, la negra, la ahumada, la de hierbas provenzles y demás se mueren de asco la mayor parte del tiempo y cuando salen a escena la cagan jajaja
un abrazo cómplice
Querida Garbancita:
te escribo por primera vez, pero desde que te descubrí eres una piedra angular de las comidas familiares. El Udón fue un espectáculo, los canutillos de masas de empanadillas un exitazo y el risotto con vieiras, que sustituimos por gambas que teníamos en el congelador, quedo delicioso. Y esto es solo lo último que recuerdo! Gracias por este divertido blog. Como se pagan todos tus esfuerzos y cuitas? Lo de la WEb social es maravilloso. Que sepas que te leemos y te disfrutamos.(Hay mundo mas alla de la sal maldon !!)
Una más para añadir a mi lista de la compra, por cierto, ¿donde la has conseguido?
Un abrazo.
A mi se me van los ojos!!! ntro en el super y las busco, como un detector de metales, pero cuando veo los precios me voy a las especias, y de esto si que tengo, incluso por lo botes!!! Dios, lo de la especies, ¿qué enfermedad será? Mejor no saberlo!!!
¡¡ Qué cosas !! A mí me perdió la sal ahumada "costa". que mira que es una marca de lo más corriente del mundo mundial... Pero no la he vuelto a ver. ¡¡ La echo de menos !! Daba un toque estupendo a muchos platos. He probado con otras sales ahumadas pero eran demasiado fuertes para mi gusto. Tal vez con ésta...
Gracias por todos los maravillosos descubrimientos que compartes con nosotros.
jajaja
a mi me suelen perder las especias... menos mal que a Sergio también y entiende que cuando veo algo nuevo tengo que comprarlo...
Jeje, gracias Carlos!
Visto desde tu óptica puedo evitarme horas de diván. Si aplico eso “de mal de muchos, consuelo de tontos”, todavía hay quien está más enfermo que yo. Como los que coleccionan las minisoperas o los abanicos de cuadros famosos.
Que bien que triunfases con el rulo verde, Milcolores! Además me has recordado que tenía pensando hacerlo en rojo con remolacha... Me fascina la comida con colores llamativos :)
V porque no cuentas en tu blog como se hace esa sal? Por cierto, dejé un comentario en tu blog, pero no ha salido ;)
Ay Lila, tengo todas las que tu dices y otras muchas más, como la de lima y coco ahumado (aromas inexistentes en la sal, pero como lo ponía en el bote, perdí el juicio y la compré), la roja de Hawai, la gris de Guerande, la del río Murray… Espera que piense en los de las minisoperas, que sino me dan ganas de llorar…
Jose, la sal la compré El Platillo en el centro comercial L’illa de Barcelona. De todas formas a través de Casanovas (www.casanovasbarcelona.com) puedes informarte de donde la venden en Zaragoza.
Ivana, yo también estoy enganchada a las especias. Mi cocina está más cerca de ser un bazar, que otra cosa.
Morgana, yo la sal ahumada Costa la encuentro muy fácilmente. Aunque me resulta más graciosa la sal maldon ahumada, pero quizás te resulte también fuerte. Es que a mí me gustan muy intensas de aroma.
Doña Col, no sabes lo que me acuerdo de vosotros cuando uso los pimentones tan fantásticos que me regalasteis… uhmmm!
Ay! Jlara y Pi, olvidaba daros la bienvenida.
Veo que sois unos cocineros lanzados, porque los udon de calamar son para paladares valientes y aguerridos.
Muchas gracias por vuestras palabras y espero que os sigan gustando mis recetas.
Un besazo
Hola me llamo Melany y devo confesar q soy una autentica fan de los productos mas raros q hayan en el mercado,producto q sale nuevo producto q intento comprar sea del país q sea....yo también compre la sal liquida de trufa la de pepino y otra q ARA mismo no me acuerdo....
Hola me llamo Melany y devo confesar q soy una autentica fan de los productos mas raros q hayan en el mercado,producto q sale nuevo producto q intento comprar sea del país q sea....yo también compre la sal liquida de trufa la de pepino y otra q ARA mismo no me acuerdo....
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